La actriz Mariana Carballal (Albarellos de Monterrei, 1962) participa en El patio de mi cárcel, primer largometraje de Belén Macías, estrenado recientemente.
La ourensana Mariana Carballal lleva 30 años dedicada al mundo de la interpretación. Su último trabajo ha sido un papel en la película recientemente estrenada El patio de mi cárcel, de Belén Macías. ¿Cómo es su personaje en El patio de mi cárcel? Yo interpreto a Rocío, la directora de prisiones que llega desde A Coruña para sustituir a la anterior, Adela (papel que representa Blanca Portillo). Rocío está abierta a que se hagan las actividades de teatro en la prisión, pero no va a permitir que el teatro se utilice como objeto de denuncia.
¿Qué representó para usted este proyecto? La película es muy significativa para mí porque fui testigo de lo que se cuenta en ella. Lo importante de esta película es que está basada en un hecho real, la introducción del teatro como un medio de inserción en la prisión de Yeserías, de la mano de Elena Cánovas, funcionaria, a mediados de los 80.
Usted trabajó en la prisión donde se desarrolla la historia en la que está inspirada la película, ¿Cómo fue la experiencia? Entré primero como animadora sociocultural en 1988 y conocí a Elena Cánovas, funcionaria de prisiones y fundadora de la compañía Yeses. A partir de ahí, empecé a participar como actriz en el grupo que formó. Lo recuerdo como una experiencia vital e importantísima, tanto a nivel personal como profesional. Comprendí que los límites entre los buenos y los malos no son tan precisos.
Tras ser testigo de la historia real, ¿considera que en la película queda bien reflejada? Al ver la película me emocioné mucho, pero creo que mues tra una parte demasiado amable de la prisión. La realidad que yo viví no era tan agradable, eran vidas trágicas. También hay que tener en cuenta que no es fácil tratar el tema, y en cualquier caso, es una gran película.
¿Cómo llegó a participar en el proyecto? En primer lugar, por que viví la experiencia y aporté datos. También por mi amistad con Elena Cánovas y la directora, Belén Macías, que me lo ofreció. El papel encajaba perfectamente con mi edad y con mi imagen.
En la cinta está presente otra ourensana, Ledicia Sola, ¿la conocía? Sí, la conozco desde hace mucho tiempo y lo hace muy bien. Quizá no le haya tocado el personaje más afortunado de la película. Interpreta el papel de una chica bien, lo cual no encaja en el ambiente de la prisión. Representa otra visión de la vida bastante ajena a ese mundo.
Ha participado en teatro, cine y televisión. ¿En cuál de los medios se siente más cómoda? Creo que eso va por etapas, en este momento en la televisión es donde más a gusto me siento. Pero lo importante para un actor es tener la oportunidad de trabajar en cualquiera de ellos.
¿Qué proyectos tiene en mente? Acabo de rodar el cortometraje Caracoles, de la productora Matriuska y de momento proyectos televisivos no tengo. Continúo con mi labor de profesora en la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia e impartiendo clases de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Vigo.
¿Cómo ve el panorama audiovisual gallego? Este verano se han hecho muchos rodajes en Galicia y los medios audiovisuales tienen ya una base fuerte (buenos actores, realizadores, técnicos..). Sin embargo, no podemos hablar de cine gallego, cuando su participación es sólo de un 5%. Lo habrá cuando sea un producción completa, que hable de nuestra cultura, de nuestro idioma y esté formado por equipos propios.
¿Qué representó para usted este proyecto? La película es muy significativa para mí porque fui testigo de lo que se cuenta en ella. Lo importante de esta película es que está basada en un hecho real, la introducción del teatro como un medio de inserción en la prisión de Yeserías, de la mano de Elena Cánovas, funcionaria, a mediados de los 80.
Usted trabajó en la prisión donde se desarrolla la historia en la que está inspirada la película, ¿Cómo fue la experiencia? Entré primero como animadora sociocultural en 1988 y conocí a Elena Cánovas, funcionaria de prisiones y fundadora de la compañía Yeses. A partir de ahí, empecé a participar como actriz en el grupo que formó. Lo recuerdo como una experiencia vital e importantísima, tanto a nivel personal como profesional. Comprendí que los límites entre los buenos y los malos no son tan precisos.
Tras ser testigo de la historia real, ¿considera que en la película queda bien reflejada? Al ver la película me emocioné mucho, pero creo que mues tra una parte demasiado amable de la prisión. La realidad que yo viví no era tan agradable, eran vidas trágicas. También hay que tener en cuenta que no es fácil tratar el tema, y en cualquier caso, es una gran película.
¿Cómo llegó a participar en el proyecto? En primer lugar, por que viví la experiencia y aporté datos. También por mi amistad con Elena Cánovas y la directora, Belén Macías, que me lo ofreció. El papel encajaba perfectamente con mi edad y con mi imagen.
En la cinta está presente otra ourensana, Ledicia Sola, ¿la conocía? Sí, la conozco desde hace mucho tiempo y lo hace muy bien. Quizá no le haya tocado el personaje más afortunado de la película. Interpreta el papel de una chica bien, lo cual no encaja en el ambiente de la prisión. Representa otra visión de la vida bastante ajena a ese mundo.
Ha participado en teatro, cine y televisión. ¿En cuál de los medios se siente más cómoda? Creo que eso va por etapas, en este momento en la televisión es donde más a gusto me siento. Pero lo importante para un actor es tener la oportunidad de trabajar en cualquiera de ellos.
¿Qué proyectos tiene en mente? Acabo de rodar el cortometraje Caracoles, de la productora Matriuska y de momento proyectos televisivos no tengo. Continúo con mi labor de profesora en la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia e impartiendo clases de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Vigo.
¿Cómo ve el panorama audiovisual gallego? Este verano se han hecho muchos rodajes en Galicia y los medios audiovisuales tienen ya una base fuerte (buenos actores, realizadores, técnicos..). Sin embargo, no podemos hablar de cine gallego, cuando su participación es sólo de un 5%. Lo habrá cuando sea un producción completa, que hable de nuestra cultura, de nuestro idioma y esté formado por equipos propios.
