Ocho medicamentos al día, la discutible dieta de miles de personas en Ourense

Dos mujeres caminan en el entorno de la Plaza de Abastos de la ciudad, este sábado a mediodía (O.P.)
photo_camera Dos mujeres caminan en el entorno de la Plaza de Abastos de la ciudad, este sábado a mediodía (O.P.)
Los sanitarios señalan con preocupación el consumo excesivo de fármacos, también en Ourense: “Xa se fala de que é unha nova enfermidade”

El envejecimiento está ligado al aumento del riesgo de padecer enfermedades y, por tanto, a una mayor necesidad de consumir fármacos. En una provincia como la ourensana, con un 18% de población mayor de 75 años, la longevidad se traduce en una elevada medicalización. Actualmente, en torno al 20% de los habitantes toma más de ocho fármacos cada día por prescripción médica, aunque la cifra es muy desigual al analizarla por franjas de edad. Si los menores de 65 años toman una media de 1,17 pastillas cada día, la cantidad crece con el paso del tiempo. Entre los 65 y 74 años, los ourensanos ingieren diariamente una media de 3,96 medicamentos, y cuando superan los 75 años, la cifra casi se duplica hasta alcanzar una media de 5,76, a la vista de los datos de la Subdirección de Farmacia del área sanitaria de Ourense, Verín y Valdeorras. 

José Luis Muíño, jefe del servicio del centro de salud de A Cuña, habla del riesgo de los consumos elevados: “Xa se está falando deste consumo excesivo como unha nova enfermidade, é moi difícil que se tomen ben ao ser tantos fármacos, interactúan uns entre outros…”. El facultativo asegura que la situación no es particular de la provincia, sino que se extiende a la mayoría de países europeos. En esa línea, José Ramón Martínez, geriatra y miembro de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX), apunta la importancia de las revisiones periódicas. “Lo importante es que el paciente esté bien controlado, cuando les hacemos una valoración vemos si hay que cambiar o implementar un tratamiento. Se hace una valoración integral de la persona y lo que no sea necesario, se retira”, explica. 

El geriatra recuerda los procesos orgánicos asociados al envejecimiento: “Cuando se dice que las personas mayores consumen mucho medicamento yo creo que hay un poco de edadismo, los toman porque lo necesitan. Con los años se desarrolla diabetes, hipertensión... es lo natural. La población que ahora tiene 20, 30, 40 o 50 años también estarán tomando esa medicación cuando lleguen a los 80”.

Consumo sin prescripción

Muíño diferencia entre dos tipos de consumo de medicamentos: por un lado, el que sigue una indicación médica y está ligado a una enfermedad (crónica o no). Por otro, aquel consumo sin prescripción, vinculado a síntomas poco específicos como dolores o malestar. “Este é o que me preocupa, porque non se consulta co médico, e ao final, ao tomalo moi a miúdo, convértese nun consumo crónico”, apunta. José Ramón Martínez habla de casos como el Omeprazol: “A veces en las revisiones preguntamos y nos reconocen que lo toman sin tener ninguna molestia gástrica porque hace años se lo recetaron. Por eso es tan importante hacer valoraciones periódicas y revisar lo que hay que cambiar y retirar”. 

El jefe de servicio de A Cuña apunta la falta de educación de la población en materia de fármacos: “Os medicamentos non deben ser para toda a vida, a non ser que haxa unha enfermidade crónica, como unha diabetes ou unha hipertensión. Hai que facer un consumo racional”. En este sentido, también reflexiona sobre el papel de los propios médicos. “É certo que moitos pacientes chegan a consulta e xa piden un fármaco, pero tamén é certo que os médicos tendemos a darllos. É un erro xeralizado, é máis sinxelo prescribir un analxésico para unha dor que recomendar un cambio postural”, reconoce. José Ramón Martínez, por su parte, nombra la importancia de la prevención desde la juventud: “Es lo mejor para evitar que se llegue a una enfermedad. Hay personas que llegan a los cien años sin apenas tomar nada”.

 Mal uso

En los últimos años, el consumo de ciertos medicamentos se ha multiplicado debido a su uso excesivo y, en muchas ocasiones, indebido. José Luis Muíño señala con preocupación el aumento de la ingesta de antibióticos. “Xa se sabe que a próxima pandemia se vai deber á resistencia aos antibióticos: estanse recetando para enfermidades non bacterianas, para as cales non serven”, resalta. Insiste en que este tipo de fármacos no sirven para prevenir infecciones víricas. “En moitas enfermidades deste tipo hai que ter paciencia, o curso natural é de sete a 10 días, non ten sentido recetar un antibiótico”, explica Muíño, que reconoce un “gran camiño de mellora” en cuanto a la educación sanitaria. 

Por otra parte, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos también se ha disparado entre la población. “Nos casos de tratamentos puntuais por un problema de ansiedade ou depresión menor, non se poden extender no tempo, pero en moitos casos mantéñense durante anos por medo a volver estar mal”, apunta. Martínez explica que los trastornos depresivos pueden aparecer con la edad, y empeoran si no se corrigen a tiempo con fármacos. “Pero a veces se interviene más con el apoyo social, y eso corrige la situación y evita el consumo de psicofármacos”, asegura. 

Al margen del uso excesivo de los medicamentos, los sanitarios piden atención a los pacientes para cumplir la pauta posológica, es decir, respetar el número de tomas diarias o la duración completa del tratamiento. “Hai certas batallas neste sentido moi difíciles, porque hai costumes moi arraigadas entre a poboación. Por exemplo, é moi difícil quitarlle a alguén o vaso de viño na comida, aínda que a persoa esté tomando varios medicamentos e non deba inxerir ningún tipo de alcohol”, reconoce Muíño, que habla de las consecuencias para la propia persona. En el caso de los antibióticos, los médicos siempre recuerdan la importancia de finalizar el tratamiento, aunque los síntomas hayan desaparecido y, aparentemente, la enfermedad esté superada.

Te puede interesar