La menor que el 25 de abril de 2006, cuando tenía 11 años, denunció una agresión sexual en el portal de su vivienda en O Couto reconoció ayer sin titubeos al acusado, Ramón L.E. (46 años) como el autor de los tocamientos que le realizó por todo su cuerpo, llegando a introducirle los dedos en la vagina. No obstante, el letrado del inculpado considera que la niña se equivoca, tanto en la rueda de reconocimiento efectuada en Comisaría como ayer en el plenario. Aún así, los informes psicológicos aportados a la causa ponen de relieve que la versión de la víctima ofrece verosimilitud.
Para la defensa, la declaración de la menor y la pericial psicológica no quiebran la presunción de inocencia del encausado, porque -tal como alegó en la vista oral- no aparecieron restos biológicos del acusado en el cuerpo de la niña ni viceversa.
En la vista celebrada ayer en la Audiencia provincial, a puerta cerrada, la fiscal elevó a definitivas sus conclusiones, cifrando en 10 años de cárcel la condena. Según el relato del Ministerio Público, los hechos ocurrieron a las 12,35 horas cuando el acusado aprovechó que la niña accedía al portal de su casa para entablar conversación con ella e ir ganando su confianza, haciéndole ver que conocía a sus padres y a ella cuando era más pequeña.
La pequeña subió a la vivienda, pero poco después el inculpado, según la versión de la fiscal, la llamó por el interfono para que bajase. En esta segunda ocasión, fue cuando sucedieron los tocamientos.
La acusación pública en la petición de pena aplica una agravante de reincidencia porque había sido condenado en el año 2006 en dos ocasiones por tenencia de material pornográfico y por corrupción de menores.
En la vista celebrada ayer en la Audiencia provincial, a puerta cerrada, la fiscal elevó a definitivas sus conclusiones, cifrando en 10 años de cárcel la condena. Según el relato del Ministerio Público, los hechos ocurrieron a las 12,35 horas cuando el acusado aprovechó que la niña accedía al portal de su casa para entablar conversación con ella e ir ganando su confianza, haciéndole ver que conocía a sus padres y a ella cuando era más pequeña.
La pequeña subió a la vivienda, pero poco después el inculpado, según la versión de la fiscal, la llamó por el interfono para que bajase. En esta segunda ocasión, fue cuando sucedieron los tocamientos.
La acusación pública en la petición de pena aplica una agravante de reincidencia porque había sido condenado en el año 2006 en dos ocasiones por tenencia de material pornográfico y por corrupción de menores.
