crónica

Un millonario suelto por Palmés

Cándida Conde observa el televisor donde aparece reflejado el premio (A.C.).
photo_camera Cándida Conde observa el televisor donde aparece reflejado el premio.

El Corte Inglés, bar-tienda de esta localidad ourensana, repartió el martes un millón de euros a un misterioso comprador que ha desatado las especulaciones en el pueblo. "É o premio máis grande que demos nunca".

"É o premio máis grande que demos na historia". Una pequeña tienda de Palmés, apodada "El Corte Inglés" –porque tiene de todo–, con más de 100 años de historia, fue ayer protagonista de felicitaciones y, sobre todo, incertezas, por saber quién era el agraciado con un millón de euros. ¿Hay un millonario en el pueblo? Habrá que esperar para saberlo. "Desconfiamos de que non sexa de aquí. O sábado houbo un enterro moi grande, veu xente de fóra e fixéronse moitos boletos do Euromillón. Pero quen o teña tampouco o vai dicir!", señala Cándida Conde Iglesias, detrás de la barra, tras 60 años dando el callo.

"El Corte Inglés" es un ultramarinos de los de toda la vida. Los vecinos disfrutan de un café, pueden comprar desinfectante o papel higiénico hasta alta horas de la madrugada, saciar la sed con una cerveza o comprar tabaco. Es la única tienda del entorno y centro de reuniones de muchas parroquias. Un negocio familiar y único en su especie. Ahora, sumará a su lista de bondades la de crear millonarios.

"Palmés vale por tres", dicen los de la zona. No es para menos. "Temos repartido moitos premios, pero coma este, ningún".Los parroquianos aún recuerdan cuando se entregaron 22 millones de pesetas. En aquella ocasión, recayó en un vecino del pueblo. "Temos dado premios de 20.000 e 30.000, moitos", añade Víctor Iglesias, hijo de la propietaria y una cara visible del negocio, junto a Toño.

"Sexa quen sexa, polo menos que deixe algo aquí, que hai pobreza", comenta uno de los vecinos, que se pregunta "se non o tiraría ao lixo, que entón Haciendo fórrase". A su lado, una de las vecinas, Marta Rodríguez, insiste en todo momento en que "yo no fui la agraciada, van a pensar que la millonaria soy yo", dice, por posar en la foto la confundan.

Nadie sabía nada. Solo que eran famosos por un día. "Hoxe sae o nome de Palmés en toda España", presumía Conde. En el cartel de las Loterías que preside el bar, aparece el nombre de Palmés cada cinco minutos. A cuentagotas, a lo largo de la mañana se pasaban algunos clientes a sellar boletos, por aquello de seguir el camino de la suerte.

"É que non hai dous sen tres, agora hai que seguir", dice Cándida. "E se volve tocar?", se pregunta su hijo Víctor. Entra otro parroquiano, bromea, dice que casi prefiere que el agraciado no sea de allí: "Cándida, bótame unha Bonoloto!". La vida sigue en Palmés, el día a día en el rural no para. Alguno, a escasos kilómetros sigue lamentando la falta de saneamiento. Tanto al lado de tan poco. Igual a alguno el premio no le venía mal.n

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