M., el niño gitano cuya tutela asumió la Xunta en septiembre, pasó su primer fin de semana en casa

Los Montoya al completo, en Canibelos 23

 El niño abraza a su emocionado abuelo, Gregorio Montoya, en su propia casa. M.A (Foto:  Miguel Ángel.)
Después de tres meses, M., el niño cuya tutela asumió la Xunta por sus problemas de salud, regresó a su casa de Canibelos. Allí le esperaba el clan Montoya al completo, que recibió al pequeño entre abrazos y alharacas. Este fue el primer fin de semana después de la sonada huida y posterior ingreso en un centro de menores.
Cuando M. bajó del coche el viernes por la tarde y entró a número 23 de Canibelos, no sabía a qué frente atender. La situación le sobrepasaba tanto que, mientras abrazaba a unos y a otros, preguntaba insistentemente por su abuela paterna, que estaba a su vera desde el principio. Cuando por fin la vio, hubo alharacas: ‘Sólo sabía abrazarme y darme besitos’, asegura María Luz Salazar. Acto seguido, vinieron los sollozos. Esta vez no eran ‘lágrimas de sangre’, como ella las define cuando no tiene al niño. Arrebatadas, pero jubilosas.

Esa noche no hubo fiesta a lo grande, porque, según remarca el patriarca de la familia, Gregorio Montoya, ‘no es el momento’. El abuelo del niño de 10 años que ha sido tutelado por la Xunta, esgrimiendo sus problemas de salud derivados de su exceso de peso, tiene claro que habrá fiesta. Por todo lo alto. ‘Gastaremos los zapatos de tanto bailar’, dice la abuela. Pero cuando el nieto vuelva a casa definitivamente. Cuando la Administración autonómica reconsidere su postura y renuncie a la tutela pública en favor de los padres del menor, Luis Montoya y Margarita Gabarres.

La noche del viernes acabó pronto. Todos estaban demasiado agotados. ‘Llevamos tres meses muy cansados, sin una comida tranquila, sin normalidad’, comenta el abuelo.

Tres meses


Y aunque no hubo jolgorio extra, este fin de semana fue muy especial para los Montoya. Es el primero desde hace ya casi tres meses que M. duerme en su habitación. Es el primero que puede pasear con sus padres, jugar con sus dos hermanos pequeños, sus primos, sus tíos... sin esconderse. El primero, desde septiembre, que está de nuevo en su casa. ‘Después de tres largos meses, los integrantes de la familia Montoya volvemos a pasar un fin de semana juntos’, valoraba con satisfacción el abuelo. Él, como el resto, tiene muy claro que es algo transitorio (el niño regresa al centro de A Carballeira esta tarde), por eso enseguida lanza un deseo: ‘Esperamos que su señoría y el delegado de la Xunta, en la bondad de sus corazones, hagan posible muy pronto poder mantener esta situación de alegría de forma permanente’.

A las 10 horas del sábado, M. ya estaba en pie. La mañana amaneció con biruji pero no le impidió corretear de una casa a otra (la casa paterna, la de los abuelos y la de sus tíos están muy próximas). Enseguida se ofreció a acompañar a su padre en coche para a ir a buscar a la ciudad a los cinco representantes de la Asociación Romaní andaluza que estos días están en Ourense para solidarizarse con la familia Montoya. De regreso, aprovechó el tiempo para jugar con sus hermanos y los cuatro primos que viven en Canibelos. De vez en cuando, se acercaba a la hoguera prendida en el patio, ajeno a los corrillos de los ‘gachós’ (hombres), quienes hablaban al abrigo de una taza de café. Café gitano.

La idea de familia unida les produce gran satisfacción. Porque la familia es para ellos, según enfatiza el tío de M., Daniel Montoya, algo con un profundo significado. ‘Antes de dar cualquier paso siempre cuentas con la familia, por eso es muy doloroso que el chaval no esté; sólo queremos que nos dejen vivir, somos gitanos honrados’.

El resto de la jornada M. no paró. Fue de compras a un conocido hipermercado, y siguió correteando de un lugar para otro. También hubo tiempo para las bulerías, tanguillos, rumbas y alegrías. Mucho Camarón: ‘Después me nació un clavel/ pa alegrarme a mí los días/ y ahora que tengo los tres/ que más le pio a la vida/ que en el jardín de mi casa/ nunca falte la alegría’.

S
Recurrirán al presidente de la Xunta

Cinco de los representantes provinciales de la Federación Romaní de Andalucía continúan en Ourense en busca de apoyos para que la Xunta deje regresar a casa al niño durante la semana (por ahora sólo los fines de semana y durante buena parte de las fiestas navideñas). Tras entrevistar con el delegado territorial en Ourense, Rogelio Martínez, y el día anterior con el Vicevaledor do Pobo especializado en asuntos de menores, José Julio Fernández, ahora solicitarán una entrevista con el mandatario del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo. ‘Apelamos a la sensatez del presidente regional’, señala Vicente Rodríguez, presidente de la federación.

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