VIOLENCIA

Una mujer no podrá aproximarse a su hija por maltrato habitual

La jueza le impone dos años de prisión por la violencia contra la menor

La jueza del Penal 1 ha estimado por completo los argumentos de la fiscal a la hora de condenar a Raquel D.F, de 36 años, por maltratar durante años a una de sus dos hijas. La progenitora, según recoge el fallo, solía ejercer violencia tanto psíquica como física contra su hija de forma reiterada: insultos- "mocosa, puta, guarra"-o zarandeos, sobre todo, cuando discutía con su marido y éste se iba de casa. A los nueve años, por ejemplo, incluso le introdujo los dedos en la vagina. En otra ocasión, la empujó contra una estufa de gas y la niña se quemó la pierna. Incluso llegó a fingir que se lanzaba por la ventana o su propia muerte.

Pero, además, la magistrada prohíbe a la condenada aproximarse a la víctima en cualquier lugar en el que se encuentre, incluido el domicilio, a una distancia de 200 metros durante tres años. Pero también deberá pagar a la menor 2.500 euros, más lo intereses, por daños morales .

El caso al que se refiere la sentencia tiene su origen en una denuncia interpuesta por la menor el 20 de diciembre de 2013 en la Comisaría "porque ya no aguantaba más". La menor, quien en esa fecha tenía 15 años, denunciaba así que su madre le pegaba sin motivo desde pequeña, palizas, tirones de pelos y patadas. En el juicio, mantuvo su versión, puntualizando que "a veces era una madre normal y a veces no era buena".

La jueza cree totalmente verosímil las declaraciones de la menor porque tanto en sede policial, como en el juzgado de instrucción y hasta el día del juicio "han sido persistentes, firmes y rotundas, sin ambages ni contradicciones esenciales".

El fallo también tiene en cuenta la versiones aportadas por otros testigos, incluido el padre de la víctima. El testigo aseguró que la acusada "a ratos era como una madre, pero tenía cambios de humor raros" y las pagaba con la hija mayor. "Le daba patadas y puñetazos, donde le fuera el pie o la mano", dijo en la vista oral.

Los forenses que reconocieron a la víctima testificaron que el relato de la menor sobre su vida familiar "es compatible con una situación de malos tratos físicos y psicológicos".

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