Sólo en la ciudad hay 40 dedicados a este pujante negocio que también se ha estendido en distintas localidades de la provincia

Las oficinas de compra de oro se multiplicaron por diez desde 2009

La desatada 'fiebre del oro', unida a la profundización de la crisis económica, está multiplicando los establecimientos dedicados a la compra-venta del preciado metal en la ciudad, que ya llegan a las 40, cuando en 2009 sólo había cuatro oficinas dedicadas a este pujante negocio. Una proliferación a la que han contribuido también algunas joyerías, que tradicionalmente sólo vendían.
Las cabeceras de comarca también son un terreno abonado en los últimos meses por este tipo de establecimientos. La apertura más reciente ha sido en Celanova, mientras que otras localidades como Xinzo de Limia, O Carballiño y Verín ya cuentan desde hace más de un año con, al menos, uno de estos establecimientos.

El dinamismo del sector, copado por multinacionales que abren, cierran y trasladan sus oficinas en un tiempo récord, está marcado por el mercado internacional de este metal, que ha experimentado un incremento parejo a la multiplicación de los establecimientos. Su precio fluctúa inversamente a la bolsa de valores, por lo que si esta baja, la tasación del oro sube. Tanto es así que en 2009 se pagaban entre seis y ocho euros por gramo, en 2010 eran 15 y, en la actualidad, ya alcanza los 25 euros. Siempre tomando como referencia el oro de 18 kilates que es el más común en joyería, ya que el de 24 sólo se utiliza para lingotes o monedas.

La 'discreción' sobre la identidad del cliente es una de las máximas de estos negocios, al que en una gran mayoría de los casos recurren personas al borde de la desesperación que se han quedado sin recursos por los efectos de la crisis. De hecho, es habitual encontar carteles publicitarios en localidades rayanas anunciando estos establecimientos en ciudades portuguesas como Chaves o Braga, ofreciendo el reclamo de 'una mayor discreción'.


PUBLICIDAD ENGAÑOSA

La multiplicación de estos negocios en la provincia está acompañada de una vistosa e, incluso, intrusiva propaganda que, en la mayoría de los casos se trata de publicidad engañosa, según advierten algunos encargados de oficinas de compra-venta de oro en la ciudad. 'Es habitual que nos lleguen clientes con panfletos en los que pone que la competencia paga a 40 euros el gramo, cuando esto es publicidad engañosa porque su precio de mercado está ahora en su máximo y es de 25 euros', explica Esther López, responsable de Goldouro.

Ante esta guerra propagandística, López recomienda a los interesados en la venta de piezas de oro que contrasten el precio ofrecido en varios establecimientos antes de vender porque 'incluso, me he encontrado casos de clientes que les habían tasado las joyas por debajo del peso real y otros que les ofrecía la mitad de su precio de mercado'. Sin embargo, la ausencia de denuncias de los consumidores provoca que la picaresca siga siendo una práctica habitual.

Te puede interesar