El firme de la N-525, a su paso por la ciudad, presenta múltiples socavones, pendientes desde hace años de una pavimentación integral. Y si la capa de aglomerado parece que se resiste, mientras, una brigada del Servicio de Conservación de Carreteras del Estado, dependiente del Ministerio de Fomento, pala, cubo y escoba en mano, tapona los agujeros que se formaron en el asfalto.
Comienzan por los socavones más grandes después de cortar un carril al tráfico. Los trabajos afectaban ayer al tramo que discurre por el puente de la glorieta de Ervedelo, en O Couto.