Pasó lo que pasó | Avanzamos a velocidad geológica

Calor en Ourense en pleno agosto (Foto: José Paz).
photo_camera Calor en Ourense en pleno agosto (Foto: José Paz).
Análisis de Antonio Nespereira sobre la actualidad más reciente de Ourense

La evolución  

La tectónica de placas permitió la creación de las grandes cadenas montañosas, allá por el Paleozoico, hace más de 540 millones de años. Desde entonces hemos tenido que esperar para ver la configuración telúrica actual. Las grandes transformaciones requieren su tiempo, su sedimento. Que haya pasado agosto sin importantes modificaciones en Ourense era de prever porque nuestra evolución es más geológica que social, más lenta incluso que la creación de las montañas y los océanos. Dos o tres días con más de 40 grados nos han recordado que esto es Ourense, pero ahora con estadísticas que permiten a los periodistas hacer tablas de Excel para establecer récords y situar las alertas del calor por colores. Ni hemos echado de menos los 10.000 árboles que el alcalde prometió hace un año, cuando la anterior calorina. Hay que darle tiempo, al menos no los ha talado, que podría. Él es más de geología que de política. Las obras del centro han recuperado en semanas el denostado chapapote que recuece las calles. Este hombre debía de comer palomitas, feliz, cuando lo del Prestige tiñendo las costas gallegas. Este Apostolos Mangouras sigue al timón de la ciudad hasta que el casco parta en dos y la carga de fuel se extienda hasta enterrar las mismísimas Burgas. Es poco tiempo aún para analizar la evolución de esta especie, revalidada desde el 28 de mayo de este año, ni cuatro meses hace. Del Australopitecus al Homo Sapiens pasaron millones de años. Poca prisa entonces.

Una condena

Todo era previsible y el mal fario se ha cumplido. Las decisiones en el Concello de Ourense jamás se toman por el raciocinio, sino por el impulso veleidoso de su primer dirigente. Llevado por una especie de venganza de Don Mendo quiso que los ourensanos que pasaron agosto en la ciudad expiasen sus culpas por pecados cometidos, tanto los que lo votaron como los que no. Jácome castiga sin postre y sin tele a sus 105.000 súbditos que como tal se doblegan y callan. Cualquier aldea, por pequeña que sea e insignificante fuese su presupuesto, ha organizado actividades culturales, lúdicas y festivas para entretener a lugareños y visitantes. Ya no digamos ciudades de porte similar a Ourense. Aquí no. La ciudad se concibe como un campo de concentración en verano, del que todo el mundo quiere escapar. Los que se quedan por necesidad o elección ya saben que todos los veranos son para estoicos, anacoretas o budistas tibetanos. Dalái Lama ya tenemos. 

Cerrado

Hemos pasado años esperando el AVE para hacerle las pedorretas desde la mismísima estación a poco de llegar. Como el barco de La Habana, iba a llegar cargado de turistas, prosperidad y riqueza. Situaría a la ciudad y la provincia en un escalón más cerca del ático con vistas pero va camino del desván, con los trastos viejos. En la estación ya se le recibe con la aridez de la explanada, huérfana de sombra. Ni un solo recurso informativo que les oriente, los contingentes de personas rulan por la urbe termal del todo cerrado, se suben al tren das termas cuando funciona, disfrutan de la programación veraniega que no hay y se meten por la ruta hostelera con una parte de los negocios cerrados. Es el contrasentido ourensano, el que pide que llegue la alta velocidad y luego cierra por falta de clientes. Muchos hosteleros hicieron vacaciones porque dicen que aquí no queda nadie. En vez de exigir al Concello y a sus haraganes que espabilen y organicen actividades atractivas, claudican. El comercio y sus representantes, exhaustos, ya ni levantan la voz hacia quienes gobiernan y sostienen con sus impuestos. La omertá ourensana siempre ha sido así. Cualquier reivindicación se puede silenciar con un bono de cien euros.

No llega

Mientras, instituciones como el Concello de Ourense siguen en el mismo estadio evolutivo, reeditando nepotismo y entregándose dinero público en los puestiños de los amigos, incluso para la mamá de algún concejal. Se señalan a trabajadores y se les enseña el camino del patíbulo si no hay obediencia. Para la formación de las montañas y los océanos hubo que esperar millones de años. Para que en Ourense pase algo  no llega el mes de agosto.

El portafotos

Manuel Cabezas
Manuel Cabezas

Manuel Jaime Cabezas Enríquez dejó esta semana su escaño de concejal en el Concello de Ourense, institución que dirigió con las únicas tres mayorías absolutas consecutivas en la capital desde que hay elecciones democráticas en España. Pero eso es historia y su juicio no toca ahora. Por razones hartamente explicadas quiso recuperar honores pasados y por motivos ya analizados la fuerza de los votos no insufló viento suficiente en sus velas y el barco quedó al pairo, con él al timón.

Se va dejando un grupo municipal sin garra para hacer oposición y con el inconfesable deseo de que quizá no estaría mal echarse de nuevo en brazos de Jácome para que en las elecciones municipales del 2027 el PP pueda bajar más concejales, incluso desaparecer. Son los tumbos que sigue dando este partido, sin liderazgo, mensaje y perdiendo la dignidad a cada instante, caricaturizados por ellos mismos. Quizá Manuel Cabezas no era capaz de dar ese impulso desde la oposición, como queda demostrado y como él mismo confesó.

Ahora los populares tienen ante sí múltiples retos y su edificio en la ciudad amenaza ruina. Casi nada les queda, comenzando por el clásico qué somos, de dónde venimos y adónde vamos.

Al poner la lupa

Manos
Manos

Manos sin cabeza, cabeza sin manos

La vendimia recupera el aserto bíblico: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado”, por lo tanto no me extraña que haya quien huya de este destino. Un año más, las bodegas no encuentran temporeros. No se recluta ni a los cuñados y hay que buscar mano de obra extranjera, que tampoco abunda por lo que parece. Se contratan empresas de servicios y hasta se acude a las ONG para ver si hay alguien disponible. Craso error. Hay que pedirlos por Amazon, todo está ahí y lo que no existe, lo crean y lo ponen a la puerta. Las manos encallecidas, como las de la imagen, duras como piel de sapo por las peleas con la tierra, no lucen en Instagram. La foto es de un asistente a la feria Alimagro de Xinzo, una especie de convención de mohicanos del sacho. Por suerte las cosas han cambiado mucho en el trabajo del campo, pero el sambenito de la dureza le persigue. Pronto vendrán las manos por Amazon, ya verán.

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