La mayoria de las capillas y ermitas de la provincia carecen de inventario actualizado de sus objetos, tallas y retablos de valor

El patrimonio religioso, un enorme legado sin la protección necesaria

La reciente desaparición del Códice Calixtino de la Catedral de Santiago ha encendido las luces de alarma en lo que se refiere a la protección del patrimonio artístico religioso de la provincia, de un valor 'incalculable' según consideran en el Obispado ourensano, y no todo lo protegido que por su valor debería.
Este patrimonio se encuentra repartido en Catedral, monasterios, iglesias, capillas y ermitas de la geografía ourensana, y en muchas de ellas o en la gran mayoría sin las necesarias medidas de protección. El Obispado de Ourense reconoce sufrir una media de cinco robos en iglesias cada año , y los ladrones no lo tienen difícil, dado que la mayoría de los templos carecen de medidas de seguridad, alarmas o cámaras de vigilancia.

'Dentro del patrimonio religioso hay que distinguir la Catedral de Ourense y el resto de templos. La Catedral tiene seguridad, aunque es insuficiente, pero el resto de templos están totalmente desprotegidos. Sólo un uno por ciento de ellos tiene instalada una alarma', según explica el exdelegado diocesano de Patrimonio Enríque Bande.

El Obispado cuenta con un inventario de todos los retablos, tallas y objetos de valor que hay en los monasterios, e iglesias parroquiales, documento elaborado en los años 60, siendo obispo Ángel Temiño. Pero no pasa lo mismo con todo lo que de valor se encuentra en ermitas y capillas, que no están inventariadas. 'Si se produce un robo en cualquier capilla nadie se entera hasta que un vecino se deja caer por allí o hasta que llega el día de la fiesta del patrón', explica Enríque Bande, recalcando que las puertas de estos templos 'se abren con un simple empujón'.


SEGURIDAD EN LA CATEDRAL

La Catedral de Ourense alberga en su interior el Museo Catedralicio. El deán Serafín Marqués asegura que las medidas de seguridad son suficientes, 'aunque sí aparece un profesional puede perpetrar un robo porque conocen como burlar todos los sistemas', explica el religioso.

La seguridad la integran varios sistemas de alarma, que están conectados con las fuerzas de seguridad, sensores para detectar movimientos y cámaras de vigilancia. Además, los religiosos, tras una misa o visita de turistas, inspeccionan todo el templo para cerciorarse de que no quedó ninguna persona en el interior tras cerrarse las puertas. 'Ya encontramos gente escondida, pero eran rateros para robar las limosnas', explicó Serafín Marqués. En el interior del Obispado está el Museo Diocesano, local que carece sin embargo de medidas de seguridad o vitrinas acondicionadas para albergar las piezas artísticas que allí se encuentran.

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