En un siglo XXI marcado por la globalización, la caída del comunismo, la revolución tecnológica, el cambio climático o el terrorismo internacional, el diputado socialista Ramón Jáuregui hizo ayer un alegato a favor de la política como intrumento imprescindible para abordar los problemas de la sociedad actual. A este respecto, incidió en que el mundo requiere demasiados retos importantes y urgentes como para despreciar la política. Su ponencia en el Foro La Región congregó en Caixanova a una nutrida representación de socialistas ourensanos.
Salvo que alguien esté en posesión de una varita mágica que resuelva los problemas del mundo, la política se presenta como instrumento imprescindible para dar solución a la urgente necesidad de solventarlos. El diputado socialista por Álava, Ramón Jáuregui, abordó ayer en el Foro La Región los nuevos retos de la política en el siglo XXI, desde una visión personal e ideológica, pero al margen de cualquier tipo de discurso partidista.
Desde este prisma y partiendo de una breve mirada por un siglo XX que tachó de hermoso y horrible y al que dirigió calificativos como el siglo de las naciones, de los imperios coloniales, de la sociedad industrial, de las ciudades, del fascismo, del comunismo o de la social-democracia, Jáuregui se adentró el siglo XXI reivindicando con fuerza el papel de la política, esa política que rompe el mito de que es la labor de unos pocos y de que todos los políticos somos iguales.
Para el socialista, y aún consciente de que la labor política ha fracasado en algunos países tales como Rusia o Argentina, basta simplemente con echar una mirada a la agenda del mundo (hambre, pandemias, aparición de nuevos actores financieros, cambio climático, terrorismo internacional...) para entender que el mundo ha cambiado y que requiere demasiados retos importantes y urgentes como para despreciar la política.
En este panorama marcado por la globalización, el diputado Ramón Jáuregui incide en la necesidad de renovar el proyecto de la sociedad del bienestar (educación, sanidad, políticas de empleo...), de caminar hacia una fiscalidad internacional o de defender con fuerza una democracia que, a su entender, tiene por delante el reto de superar el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, el crimen organizado, la interculturalidad y los nacionalismos identitarios.
Desde este prisma y partiendo de una breve mirada por un siglo XX que tachó de hermoso y horrible y al que dirigió calificativos como el siglo de las naciones, de los imperios coloniales, de la sociedad industrial, de las ciudades, del fascismo, del comunismo o de la social-democracia, Jáuregui se adentró el siglo XXI reivindicando con fuerza el papel de la política, esa política que rompe el mito de que es la labor de unos pocos y de que todos los políticos somos iguales.
Para el socialista, y aún consciente de que la labor política ha fracasado en algunos países tales como Rusia o Argentina, basta simplemente con echar una mirada a la agenda del mundo (hambre, pandemias, aparición de nuevos actores financieros, cambio climático, terrorismo internacional...) para entender que el mundo ha cambiado y que requiere demasiados retos importantes y urgentes como para despreciar la política.
En este panorama marcado por la globalización, el diputado Ramón Jáuregui incide en la necesidad de renovar el proyecto de la sociedad del bienestar (educación, sanidad, políticas de empleo...), de caminar hacia una fiscalidad internacional o de defender con fuerza una democracia que, a su entender, tiene por delante el reto de superar el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, el crimen organizado, la interculturalidad y los nacionalismos identitarios.
