Fernández Naval destacó "a facilidade dos ourensáns para facer festas"
Hasta que el pregonero no pronuncia la última palabra, las fiestas no pueden darse por iniciadas. Así lo entendieron los ourensanos que asistieron ayer a la Praza Maior para acompañar y escuchar al escritor ourensano Francisco Fernández Naval, "Chisco", quien aceptó este pregón para "exorcizar" la mala sensación que, recordó, le acompaña desde el año 80 "de ser un pésimo pregoeiro, cando o fun nos magostos, foi unha mala experiencia".
El pregonero realizó en su intervención, versión resumida del primer texto escrito, un repaso por las citas festeiras de la ciudad, destacando "a facilidade dos ourensáns para facer festas". Citó el Entroido, los Maios, los San Lázaros, la Romería dos Remedios, el Magosto y las Fiestas del Corpus, de las que ofreció unas breves pinceladas sobre su historia: "Son as máis antigas, xa que a súa primeirs referencia documental data do 1437, pero xa se facían antes".
Fernández Naval recordó la conjugación de lo profano y lo religiosa en aquellas fiestas del Corpus, y destacó la creación, en el año 1979, del grupo Rúa Viva: "O noso obxetivo era recuperar entonces o espíritu do Corpus".
Subrayó también la importancia del teatro en la historia de las fiestas, "había dúas representacións, unha fronte á Catedral e outra na Praza Maior", y recordó la estancia de cinco días en las fiestas de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Para finalizar, acudió a sus recuerdos personales, "teño as miñas lembranzas do descenso do Miño, da batalla de flores, que lamento que xa non se faga, e do Festival do Miño". Fernández Naval terminó apuntando lo que es ser de Ourense: "Somos xente que nos gusta conversar, cantar, as ruadas nos bares", e insistió en la importancia de "buscar o esencial de cada comunidade para artellar toda a festa o seu arredor nestos tempos de globalidade". Prueba superada a juzgar por los aplausos, así que exorcizada la mala experiencia.
