Queda un día para que los Reyes Magos dejen los regalos bajo los abetos de los niños ourensanos, y probablemente caiga algún que otro móvil. Según datos de la última “Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares” del INE, el 66% de los menores de 10 a 15 posee un móvil. Con 10 años tiene un móvil un 22%; con 11 un 38,1%; a partir de los 12 años aumenta a un 63,9% y a la edad de los 15 ya tiene móvil un 93%. Asimismo, los datos que aporta el “I Decálogo Xplora sobre niños y móviles” muestran que ya a los 9 años un 60% de los niños y niñas le ha pedido un teléfono móvil a sus padres.
Hay ventajas y desventajas a la hora de obsequiar móviles a edades tempranas. Por una parte, como señalan los datos de Xplora, un 73% de los padres proporciona un móvil a sus hijos para tener más tranquilidad y saber que pueden llamarles cuando están preocupados. Pero por otra parte, regalar un teléfono significa que aumenta el riesgo de que puedan acceder a contenidos inapropiados para su edad o que puedan estar expuestos a violencias de internet.
La psicóloga María Isabel Torres aborda dos temas esenciales: por una parte está el nivel de madurez del niño y por otra las circunstancias familiares que “obligan” a entregar un móvil a un menor. “Somos los padres los que tenemos que decidir si el niño está preparado para tener un teléfono propio”, argumenta. Para iniciar a los más jóvenes en el uso responsable de la tecnología, Torres propone comenzar “dejándole paulatinamente el nuestro, para poder así acompañarlo y guiarlo”. Además, subraya que “en ningún caso esto debe sustituir las relaciones humanas”. “Los niños no deberían estar más de una hora al día con el móvil o podrá generarle adicción”, explica.
“Tener un móvil propio debe ser un proceso educativo, no prohibitivo”, explica, haciendo referencia a que limitar ciertas funciones de los smartphones no es la solución para que los más pequeños de la casa hagan un uso responsable de la tecnología. Para este proceso de alfabetización digital, Torres indica que es fundamental que el niño comprenda “que tiene un perfil público y puede interactuar con personas desconocidas” y que “el móvil no debe distraerle de otras tareas básicas para su desarrollo”.
Por su parte, el coordinador general de la Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e na Adolescencia (Aseia) de Ourense, Ricardo Fandiño, también incide en la madurez de cada niño, aunque destaca la alfabetización digital como la pieza clave de este proceso. “O que non podemos esperar é que os nenos vivan de costas ao mundo dixital, xa que non distinguen un mundo con e sen internet, para eles é algo coma a luz”, explica.
“O que nos debe preocupar é que os nosos nenos pasen moito tempo sós diante das pantallas”, argumenta Fandiño, subrayando, al igual que Torres, que esto no debe sustituir a otras funciones. Además, también coincide con la psicóloga en que “deben aprender a que detrás dun perfil de redes sociais hai unha persoa, así como a diferenciar a esfera pública da privada”.
“A realidade desemboca en que terán un móbil, que será unha ferramenta máis na súa vida, polo que o papel dos pais é preparalo para que o teña, non prohibir por sistema ata unha idade”, explica. Además, esta prohibición no implica que no se vaya a conectar a la red, “porque calquera amigo lle pode deixar o seu para que cree unha conta”. Y es que no es solo el móvil, ya que los menores ahora tienen multitud de formas de acceder a internet, ya que en edades más tempranas “dispoñen dunha videoconsola coa que poden xogar en liña, ou mesmo cos ordenadores que hai nas escolas ou nas bibliotecas”.
