El regreso de las termas desata la guerra PP-DO

Jácome se hace la foto tras la obras acometidas por la Xunta y el PP lo acusa de “manipulación”

Las termas públicas de A Chavasqueira y Muíño da Veiga reabrieron ayer tras más de dos años y medio (estaban clausuradas desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020). El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, acudió al Muíño a hacerse la foto, se puso el bañador y se metió en las pozas, después de atribuirse los méritos, cargar contra el PP por “diseñar las termas en zona inundable” y por no haber conseguido abrirlas antes. Jacóme culpó a las “restricciones de la Xunta y las interpretaciones absurdas de Flora Moure y de algunos técnicos” el retraso en la apertura, pese a que se han abierto tras las obras ejecutadas por la anterior concejala y financiadas por la Xunta.

Esto desató las iras de la exedil de Termalismo, Flora Moure, que respondió a Jácome asegurando que si las termas estaban cerradas era por decisión de él, “que siempre estuvo informado de todos los trámites que se seguían”. Además, recordó que “para abrir como hizo hoy, bien pudo hacerlo hace dos años por decreto, pero prefirió hacerlo ahora con las obras proyectadas y contratadas por nosotros, ya hechas y rematadas”.  En cuanto a las críticas por el emplazamiento de las termas en zona inundable, recordó que el PP fue el que apostó “decididamente” por el termalismo en la ciudad en los mandatos de Manuel Cabezas y que el actual alcalde no hizo “ninguna aportación”. 

 En cuanto a los usuarios, el primer día del Muíño había un grupo de amigos de Valladolid, unos de Fresno el Viejo y otros de Carpio. “Llevamos 16 años viniendo y el año pasado las encontramos cerradas. No entendíamos que esto siguiera cerrado con todo el resto de actividades sin restricciones”, explica Valentín Lozano, mientras una de las mujeres de la expedición recuerda que la primera vez que vinieron lo hicieron “tras ver un reportaje en España Directo”. Siempre vienen en octubre o noviembre: “El primer año vinimos nevando”. Además, confiesan que no les importaría pagar una cantidad simbólica por usarlas. 

Mientras, una pareja de gaditanos -él de Conil, ella de San Fernando-, viajan en  autocaravana  y “como Ourense, ningún sitio, es una maravilla”. Lamentaban que “está poco explotado y es poco conocido, ¡esto en Chiclana estaba lleno!”.

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