Sin billete y con mascarilla

Dos mujeres miran el panel de horarios de autobuses, en la parada del Parque de San Lázaro (ÓSCAR PINAL).
El transporte urbano se adapta a la desescalada de la crisis sanitaria y obliga a los pasajeros al uso de mascarillas. Respetar la distancia de seguridad recomendada, sin embargo, no siempre es posible

Sin mascarilla, no se viaja. La fase cero de la desescalada del Gobierno de España implica el uso obligatorio de mascarilla en los transportes públicos, una medida para evitar posibles contagios de coronavirus entre los pasajeros, así como entre el personal. En lo relativo a las distancias de seguridad, no obstante, los viajeros concuerdan en que no siempre es posible respetarlas, sobre todo en las horas de mayor afluencia del día. 

Agentes de la Policía Local y Nacional se ocuparon de repartir protecciones individuales en los puntos con mayor afluencia de pasajeros de la ciudad, al mismo tiempo que informar del nuevo precepto, ya que no todos los vecinos estaban al tanto. "La verdad es que no sabía que había que usarlas, yo he seguido utilizando el bus desde que empezó el confinamiento para ir a trabajar, y siempre viajé con guantes, eso sí", explica Miguel Querales, vecino de la ciudad. 

Los conductores se ocuparon ayer de recordárselo a los más despistados, que reclaman dispensadores de mascarillas en los vehículos. "Eu utilízoa porque a tiña en casa, pero o lóxico, digo eu, é que se nos obligan a poñela nola den no mesmo bus, non que cada vez que teñas que viaxar, teñas que comprar unha", argumenta Amancio Rodríguez, que ayer utilizaba el transporte público por primera vez tras el inicio del estado de alarma. Pilar Bouzas, otra viajera, también señala la necesidad de implantar otro sistema: "Non todo o mundo ten mascarilla, e eu hoxe (ayer) aínda vin a algún pasaxeiro sen ela". 


La distancia


Durante las últimas semanas, el número de usuarios de los autobuses urbanos se redujo, pero ayer ya se pudo apreciar cierta normalidad. En ciertas líneas, la afluencia de viajeros fue similar a la de una jornada habitual. "Nalgunhas viaxes hai problemas para manter a distancia entre uns e outros. Esta mañá (ayer) eramos poucos, seis ou sete, pero ao mediodía hai moita xente, polo menos, na que utilizo eu", asegura Bouzas, que critica la falta de responsabilidad de algunos pasajeros. "Non todo o mundo respeta a distancia de seguridade, hai quen non ten coidado nin utiliza a protección necesaria", añade. Ana Rodríguez, también usuaria habitual de los urbanos, asegura que evita viajar en caso de aglomeración: "Se antes de montarme vexo que hai moita xente dentro prefiro ir camiñando, para evitar problemas". 

Desde el inicio de la crisis sanitaria, los pasajeros acceden al interior del autobús por la puerta trasera, para evitar contacto con los conductores, y los viajes son gratuitos. Los primeros asientos, además, están precintados por prevención.

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