Raúl Alfonso González lidera el equipo que gestiona los recursos económicos del Obispado de Ourense, que maneja un presupuesto para este año de cuatro millones de euros, unas cuentas que se nutren, en un 90%, de la campaña de la Renta
¿Cómo está la situación económica del Obispado?
Está adaptada a la labor de evangelización que realizamos. Con la situación económica que tenemos, podemos hacer frente a este trabajo. No podemos hacer grandes proyectos, pero sí mantenemos la actividad pastoral.
¿Cuál es el presupuesto que manejan?
Está en torno a los cuatro millones de euros, del cual el 90% llega de la campaña de la Renta, mientras el resto son donativos particulares, que es lo que sostiene la mayor parte de las parroquias.
¿Qué cantidad reciben en la campaña de la Renta?
Los ourensanos aportan alrededor de un millón de euros, pero nosotros recibimos bastante más, cerca de tres millones. Esto se calcula en base a criterios de la Conferencia Episcopal, para que haya solidaridad entre las diócesis. Si no fuera por esto, no tendríamos forma de subsistir.
¿Las aportaciones a la Iglesia han variado en los últimos años?
Los porcentajes se mantienen en torno al 34%. Creo que es poco por los servicios que presta la Iglesia.
¿Qué servicios?
Si queremos tener sacerdotes y parroquias que hagan presente la labor evangelizadora de Jesucristo, necesitamos recursos. Es una obligación de los católicos contribuir, pero incluso aquella gente que no es creyente valora la labor social de la Iglesia. Basta acercarse a cualquier parroquia para ver los proyectos, detrás de cada "X" hay una historia de caridad, asistencia o enseñanza.
¿Se transmite bien el mensaje para animar a marcar la “X" a favor de la Iglesia?
La labor de sensibilización es muy grande a nivel estatal, pero quizá falta un trabajo de proximidad, un ejercicio de transparencia, que la gente vea que su dinero se invierte en lo que realmente se dice.
Se ha hablado muchas veces del patrimonio de la Iglesia en Ourense. ¿Es una carga?
En estos momentos sí. La gente dice que la Iglesia es muy rica, que tiene grandes catedrales, iglesias, obras de arte pero mantener todo eso, especialmente en el rural, es una carga seria porque hay que hacer inversiones.
¿Hay solución?
En los templos se busca colaboración con las instituciones porque es patrimonio artístico, mientras que con las casas rectorales, las soluciones son muy distintas. Pretendemos vender, alquilar o alguna cesión a instituciones a cambio de algún beneficio. Se están buscando soluciones para que el patrimonio abandonado sea cero porque, en cierta medida, nos parece un escándalo que esté como está. Lo realmente importante debe ser invertir en la evangelización.
