Realiza dos recorridos diarios, uno de ida y otro de vuelta, entre la localidad zamorana de Puebla de Sanabria y la capital de As Burgas

Sólo 30 personas al día usan el tren Ourense-Puebla

Estación de ren de Puebla de Sanabria
La estación de Renfe en Puebla de Sanabria es una construcción moderna y cuidada, que dispone de las suficientes comodidades como para que los viajeros se sientan a gusto: sala de espera climatizada, servicio de cafetería, cuartos de baño limpios... Una estación pequeña, pero modélica. Todo perfecto si no fuera porque falta lo imprescindible: viajeros.
Es un día del mes de julio escogido al azar, pero lo viajeros no aparecen por ningún lado. El ferrocarril, un pequeño tren con dos vagones, se estaciona en la vía mientras el maquinista realiza una última inspección antes de ponerlo en marcha. El revisor da vueltas por el andén a la espera de algún cliente rezagado, pero nadie llega. A las 6,35 exactas lanza su pitido a la soledad de la noche y la cabeza tractora arranca con parsimoniosa lentitud.

Todos los días laborables sale desde Puebla de Sanabria este tren a las 6.35 y llega, si todo va bien, a las 8.25 a la estación de Ourense Empalme. Un trayecto de 135 kilómetros y 16 estaciones, que cubre en poco menos de dos horas.

Este servicio regional tiene cuatro paradas en la provincia de Zamora y doce en la de Ourense. Pero ni en la estación de Pedralba, ni Requejo, ni en Lubián, las tres estaciones zamoranas se sube nadie. De hecho el tren ni siquiera ha parado. Ha aflojado la marcha a la entrada de las estaciones y ha salido emitiendo un fuerte pitido.

No es hasta la primera parada en la provincia de Ourense cuando se divisa a la primera viajera. Es en A Mezquita donde una mujer pide un billete a la capital porque va a visitar a su hija. En A Gudiña nueva parada y sigue habiendo suerte. Un señor mayor saluda al revisor y mientras le pica el billete explica que tiene cita en el Hospital.

El paisaje se ha ido transformando según el convoy va cambiando las resecas tierras castellanas por la tupida y variada vegetación gallega. Pero los viajeros apenas pueden disfrutar de las vistas. En el trano zamorano lo único que hay son túneles para salvar la compleja orografía de los puertos de Padornelo y A Canda. Sólo en terreno zamorano se cuentan 18 túneles que suman más de 13 kilómetros bajo tierra en un trazado de 33 kilómetros. Aquí se encuentra el túnel del Padornelo que con sus 5.958 metros es el túnel ferroviario en servicio más largo de la red convencional. Su construcción se prolongó durante 25 años y en él trabajaron más de 4.000 personas. El trazado ourensano es muy similar, se cuentan 76 túneles y 16 viaductos. Fue todo un desafío para la época y se invirtieron 30 años para la construcción, entre 1927 y 1957. También es verdad que España pasó por una de las etapas más convulsas de su historia: dos dictaduras, una monarquía, la Guerra Civil, y la II Guerra Mundial como telón de fondo.

Eso sí, la inauguración fue uno de los momentos históricos del noroeste peninsular. Fue también en el mes de julio, pero en el año 1957, cuando Franco acompañado de su mujer realizó el viaje inaugural, con un recorrido de más de cinco horas de duración, aunque con paradas en las distintas estaciones donde se agolparon miles de personas.

El sol irrumpe con fuerza y los bosques de carballos empiezan a dibujar el paisaje gallego. La orografía sigue siendo compleja hasta la llegada a la estación de Vilar de Barrio, donde el paisaje se suaviza. La estación de Baños de Molgas supone casi un baño de masas porque suben seis personas de una misma familia y un mochilero con todo su equipaje a cuestas. De las 92 plazas del tren ya van ocupadas 10. La estación de Baños de Molgas es, además, una distracción para los viajeros porque el exterior ya hace pensar que no es como el resto. Su interior alberga el Museo de Moncho Borrajo y su vistoso colorido y diseño da una muestra de lo que alberga el Museo.

Los dos últimos pasajeros se suben en la estación de Paderne y en el apeadero de Taboadela. Sólo quedan dos estaciones más, la de Ourense-San Francisco, y Ourense-Empalme. Por la tarde, a las 15.10, el tren regresa a su punto de partida. Deshace el camino para llegar a Puebla de Sanabria a las 17.00, donde espera un nuevo día.

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