Los Támega y Os Caliqueños, dos charangas ourensanas de aniversario

No hay verano sin charanga. Son parte fundamental de las fiestas de los pueblos en la provincia de Ourense. Tanto hacen un pasacalles como participan en una misa o procesión. Animan a los vecinos con canciones de siempre y las grandes novedades, así como con los espectáculos más innovadores. Tan solo necesitan un uniforme, sus instrumentos, un chute de humor, y la fiesta está asegurada. Este verano, dos charangas, de las infinitas que existen en la provincia de Ourense, celebraban su aniversario. Los Támega Charanga, de Verín, cumplen 20 años, y Os Caliqueños, de Celanova, celebran su década de vida. Un verano de trabajo intenso, pero también de mucha satisfacción personal. Los Támega son “la Panorama de las charangas”, según muchos músicos. Nacieron hace 20 años, “nunha época na que as charangas estaban formadas por xente moi maior e tocaban só pasodobres e vals”, recuerdan sus integrantes. “Nós chegamos para revolucionar por completo este mundo, metemos teclista, cantante, cousiñas que eran novidade nunha charanga”, cuentan Agustín y Jorge Porto, los fundadores de Los Támega, una charanga familiar que lleva el nombre de una agrupación que había formado un tío suyo hace décadas. Tras 20 años -nacieron como charanga Támega y hoy son Los Támega Charanga- de actividad desde Verín, continúan haciendo música. Actualmente, conforman la agrupación 10 titulares, otros 10 suplentes y “los amigos de los suplentes”, bromean los Porto, tras unos meses de verano intensos. Eso sí, la música sigue sonando y aún tienen más de 20 fechas para finalizar la temporada. “Imos cerrar o mellor ano da charanga, cada ano temos máis traballo, somos un espectáculo e a xente veo e gusta”, anotan desde Los Támega, orgullosos del trabajo realizado y los resultados. “O que máis nos reconforta é ver ao público entregado como o vemos día a día, é o máis importante”, añaden, mientras ya idean la próxima temporada. Os Caliqueños, la charanga integrada por More, Ruben, Gini, Dani, Javi, Flis, Sesé, Sani, Diego, Jan y Quinto, es una de esas agrupaciones que tiene su sede en la Casa da Música de Celanova y cientos de kilómetros a sus espaldas en un verano que está siendo frenético. “Para nós é sagrado o San Pedro de Mourillós, dende o primeiro día nunca faltamos. Tamén lle damos privilexio total á festa da Ramallosa”, cuenta César Morenza, el más veterano y el único integrante que queda de la agrupación inicial que, allá por 2014, decidió oficializar la charanga con la que llevaban un tiempo animando las fiestas y verbenas de la zona. De aquellos ocho primeros integrantes que ensayaban en el bajo de una casa en Santa Eufemia, “pasamos a ser hoxe once integrantes e, se cabe, máis profesionais. Dende fai cinco anos demos un salto de calidade”, comenta Morenza, quien achaca el cambio a la edad. “Somos máis veteranos”, dice. La media de la agrupación está en los 35-40 años y, a pesar de su profesionalidad, solo uno puede decir que se dedica a la música -da clases en un centro de enseñanza- “o resto temos distintas profesións”, subraya. Cercanía, buen rollo y buen ambiente caracterizan a una agrupación que se mete al público en el bolsillo en cada actuación. En este frenético verano contaban con unas 36 fiestas, “e un repertorio que vai dende a muiñeira máis tradicional, ata o último tema que soa na radio… Ao gusto da xente”, dice subrayando en aumento de las actuaciones, especialmente a raíz de la pandemia, que se extiende más allá de la temporada estival: magostos, entroidos y, “este ano, foi para nós unha sorpresa participar nos Reis na Mezquita. Foi unha festa bárbara”, recordaba. Dos charangas con años a las espaldas, nacidas por vocación y con un futuro prometedor gracias a la entrega de sus integrantes.