Tito Suárez presenta su poemario “El tiempo y la carne”

Tito Suárez (en el centro), junto a Ramón Cao y Juan Gallo.
photo_camera Tito Suárez (en el centro), junto a Ramón Cao y Juan Gallo. 8FOTO: MIGUEL ÁNGEL)
El escritor ourensano presentó “El tiempo y la carne”, obra que recopila cuatro de sus poemarios

Para Tito Suárez (Ourense, 1969), escribir es “una necesidad que sale de dentro”. Desde la infancia. Aún recuerda hoy cómo el tiempo se le escapaba entre los dedos cuando su maestro le pedía redactar una historia, y entonces aquel niño se empeñaba en tejer las mejores frases posibles. Ya adulto, mantiene su pasión, y sueña con escribir como el portugués António Lobo Antunes, que califica como “un genio”. Para Suárez, “El orden natural de las cosas”, novela creada por el luso, contiene la mejor primera página de la literatura universal, o al menos de la porción de ella que ya cayó en sus manos. 

Ahora el profesor es él: ejerce como tal en el Instituto Teológico Divino Maestro, el Centro de Ciencias Religiosas San Martín y el Seminario Menor de Ourense. Y ayer, en el salón Padre Feijoo del Obispado, presentó “El tiempo y la carne (poesía reunida)”, obra que recopila cuatro de sus poemarios. Parte de esta obra había aparecido ya en las páginas de La Región en años anteriores, y ahora cobra nueva vida.

ESPERANZA

Suárez, que lleva publicando piezas literarias desde su novela corta “El beso de Dios”, de 1994, basa esta nueva recopilación en reflexiones breves y precisas sobre la finitud de la vida, siempre envueltas en un halo de esperanza. Lo define como “pesimismo esperanzado”, porque “siempre hay esperanza en lo que escribo”. 

Ahora, este conjunto de poemas muestra la evolución de su lírica a lo largo de las décadas. “En mis tiempos de juventud, era grandilocuente, y fui logrando un estilo más sobrio y directo, que es lo más difícil”, valora. En su mesilla de noche le acompañan Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán, Rubén Darío y Kafka. Su deslumbramiento llegó con “Platero y yo” a los 14 años. “Me dejó en shock”, reconoce. Y no solo le inspiran los escritores: también pintores como El Greco, Velázquez o Caspar David Friedrich, y músicos como Beethoven, Haydn y Bach.

Y sí, la literatura está muy viva, pero lamenta la desconexión con los jóvenes: “Falta formación y educación. Leer una tragedia de Shakespeare, por ejemplo, exige esfuerzo, pero una vez te introduces en su universo descubres que encontrarás pocas cosas a ese nivel”. Y, al final, “si te hablan de lo que estamos hechos por dentro, conectas”. 

En cualquier caso, Suárez reconoce que “no soy un funcionario del arte que siga una disciplina o un sistema, soy errático. Estos poemas surgen de golpe, no sé si inspirados: la idea general me viene y, normalmente, poco de ella hay que podar o arreglar. Realizo poco trabajo de escritorio”, explica. Los suyos son “fogonazos del día a día, que surgen a consecuencia de mis lecturas y reflexiones, y después las paso al papel”.

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