En el Concello de Ourense, los trabajadores ya no saben ni a dónde tienen que ir a trabajar. Es tal el delirio en el que ha convertido la administración Jácome que el continuo vaivén en los servicios municipales ya ni sorprende. Como las cosas no le salen, está obsesionado con cambiar departamentos para “dar con la tecla”, pero parece que no lo acaba de conseguir.
“Esto es un caos”, cuentan desde el interior de una de las oficinas en las que se ha disgregado la atención de la casa consistorial, en la que solo están hoy los miembros del equipo de gobierno y su amplia gama de asesores. “Es un cortijo personal”, resaltan.
Nombramientos
Fuera de allí, nada se entiende. Acaba de cesar al jefe de Negociado de Infraestructuras, y está nombrando por “atribución de funciones” -es decir, atribución temporal de un puesto- a diestro y siniestro. El último, José Manuel Oliver, que ha vuelto a ser nombrado por tercera vez director general de Recursos Humanos mediante esta figura temporal que, según sindicatos como CCOO, es “ilegal”.
Pero más allá del modus operandi para nombramientos, el personal está sufriendo cambios constantes. “Trasladan al personal de un lado para otro sin informar a los sindicatos, siempre ilegalmente”, apunta Manuel Pérez, representante sindical de CCOO.
Desmantelamiento
Según pudo saber este periódico, el departamento de Comercio, cuya jefa de negociado fue cesada por orden de Jácome en verano, es totalmente “defenestrado”. Han trasladado lo poco que queda en Urbanismo, pero uno de los trabajadores se ha ido a Medio Ambiente, otro a Disciplina Urbanística y otros aún no se sabe.
Mientras, personal de Urbanismo (de Licencias y Disciplna) se ha ido a Medio Ambiente, Informática (en La Molinera) o Infraestructuras. Un totum revolutum en el que nadie se aclara, porque, a su vez, personal de Infraestructuras se ha ido para Urbanismo. Todos estos movimientos se están haciendo vía decreto de Personal, del que avisan en muchos casos los asesores. Ahora mismo la sede de Urbanismo se ha quedado prácticamente vacía, solo con algunos auxiliares y topógrafos. ¿El motivo? “Que no se fían de la gente o que el servicio no funciona”, comentan.
Del concejal, ni rastro
Por allí no pasa ya ni el concejal del ramo, Francisco Lorenzo, que es el que decide, a distancia, de lo que ocurre en Urbanismo, aunque sostiene a los suyos que “conoce muy bien” a los trabajadores. “Estilo DO. Viene uno y te dice, tú te mueves, vete recogiendo, por si tienes algo que tirar”, resumen desde dentro.
