La travesía más larga de Mamadou, ver a su hija

Mamadou Touré (Senegal, 1977) vino a España en 2008 en busca de una vida con opciones. Atrás quedaba un trabajo en una empresa de carreteras de Cabo Verde y un hijo de corta edad. LLegó a Gran Canaria en patera desde Mauritania. Una travesía de ocho días, por la que pagó 800 euros, junto a otras 70 personas (todos hombres y una mujer) en la misma rudimentaria embarcación en la que se marearon, pasaron hambre y mucha sed.

Desde el primer instante en que pisó tierra firme, tras ser rescatado todo el pasaje por Salvamento Marítimo y conducido a Tenerife, empezaron sus problemas en la vieja Europa de la que tanto hablaban sus amigos.

Las fuerzas de seguridad lo relacionaron con la supuesta mafia que había fletado la patera -él lo niega- y acabó en la prisión de Topas (Salamanca). Allí todavía le esperaban más escollos en su particular travesía.

Se hizo amigo en la cárcel de un ourensano con mucho pedigrí en el mundo del narcotráfico, José Fernández Blanco, alias Paspayo. Esta peligrosa amistad pasó factura a Mamadou cuando se instaló con Paspayo en Celanova: un billete a prisión durante tres años por un delito de tráfico de drogas. Antes de ingresar en la cárcel, había tenido un affaire con la pareja de su “jefe”, quien, ya encarcelado, le comunicó que estaba embarazada.

Este senegalés quiso siempre, asegura, hacerse cargo de su hija, a la que solo conoce por las ecografías y las fotos de recién nacida que le mostró la madre cuando lo visitaba en la cárcel de Pereiro, antes de que la Administración autonómica le retirara la tutela al detectar una situación de desamparo en los cuidados de la menor.

A un lado, los errores

Por eso, ahora, tras saldar definitivamente sus cuentas con la justicia y dejar de lado “los errores del pasado”, quiere ejercer de padre y asumir la custodia de su hija, que ya tiene cuatro años y medio. Pero la Administración autonómica, la Consellería de Política Social, a través de la Dirección General de Familia, Infancia y Dinamización Demográfica, tiene otros planes -una familia adoptiva para la pequeña- ya que considera que Mamodou no es apto como padre. Él ha recurrido al Juzgado de Primera Instancia 6 de Ourense, con una demanda en que se opone a que adopten a su hija porque ya tiene un progenitor que quiere ocuparse de ella.

Ahora vive en Manzaneda, en donde ha trabajado en conocidas bodegas de la zona y está muy bien considerado en ese municipio. “Trabajo en bodegas, desbrozando el monte, tengo un apartamento y llevo una buena vida”, explica este senegalés, quien desde que acabó su condena ha pasado el fichero de los inmigrantes irregulares porque tiene antecedentes penales y, estando en prisión, no pudo renovar la tarjeta de residencia.

Intenta, a través del juzgado, una nueva oportunidad “sin errores”, tal como expresa. “Llevo tres años intentando ver a mi hija y Menores no me deja ni me reconoce (en alusión a la tutela de la niña) cuando en el libro de familia figura que yo soy su padre”, explica. Y admite que vive angustiado: “Estoy muy fastidiado y lo paso mal por esta situación; quiero estar con mi niña y no le va a faltar de nada (…). No me dejan y me duele si es por racismo”, asegura.

Infórmate en solo 3 minutos

El SOS en las calles de la ciudad de Ourense ante el desgobierno de Jácome, la historia de redención de Mamadou Touré o las últimas novedades del crimen de Rosi en O Barco de Valdeorras, entre Las noticias del primer café que te sirve Antonio Nespereira.

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