Doce pisos que sustituyen el convento de San Francisco

La promotora Benito López González ya anuncia sobre la fachada del viejo convento franciscano, un edificio de bajo y dos plantas actualmente en desuso porque los frailes residen en otra edificación que mira hacia Cardenal Quevedo, la construcción de dos edificios. 

Uno será de bajo y otro de seis plantas, de pequeña envergadura porque el lugar es estrecho y hay que retranquear la fachada que mira hacia Xaquín Lorenzo "Xocas" para mantener la imagen y la belleza de la iglesia franciscana. Son en total 12 viviendas, en un solar que la promotora no ha tenido que adquirir previamente. El constructor negoció con los propietarios, los frailes, y una permuta permitirá compatibilizar las viviendas con la residencia de los monjes, que permanecerán en su propiedad, donde seguirán cuidando la iglesia y atendiendo a las decenas de desfavorecidos que acuden cada día en demanda de comida.

Los propios franciscanos han confirmado que su congregación actual, formada por cinco frailes, se mantiene en esa propiedad. Ocurre, explicaría después el promotor, que podrán residir en unas instalaciones modernas, con comodidad, ascensor -puesto que son mayores- y calefacción, dado que el edificio actual está ya muy deteriorado.

La promotora Benito López González ha destacado la ejemplaridad con la que los franciscanos han negociado un acuerdo y ha anunciado que empezará a construir los edificios, que cambiarán enormemente la fisonomía de esta céntrica esquina de la ciudad, en breve. El ábside de la iglesia, ahora enclaustrado en un patio interior, será realzado con la nueva construcción que mira hacia Cardenal Quevedo, donde vivirán los frailes, aunque tendrá que mantenerse en ese lugar, pese a su alto valor patrimonial. El edificio actual del convento será demolido, con permiso de los técnicos de la Dirección xeral de Patrimonio, que ha informado favorablemente el desarrollo urbanístico de esta esquina, lo mismo que el Concello. 

El último edificio que posee la orden en la ciudad

El 30 de noviembre de 1835 los franciscanos instalados en el convento de San Francisco (el segundo que ocupaban en la ciudad pues el primero fue en la Praza do Correxidor), recibieron la orden de abandonar “inmediatamente” el convento. Así se les aplicaba la famosa desamortización de Mendizábal, que cerraría los cuatro conventos franciscanos de la provincia, situados en Ourense, Ribadavia, A Limia y Monterrei. El convento pasaría a ser propiedad del Ayuntamiento, que lo cedió a los militares. La iglesia conventual, por expreso deseo de la Reina Regente, pasó a ser propiedad del Obispado. Pronto se cerraría al culto y comenzaría su ruina .

Después de deambular por casas de amigos y devotos, los franciscanos desalojados consiguieron alquilar un piso en Vistahermosa donde se instalaron mientras buscaban un lugar apropiado en el que montar su tercer convento. En 1917 compraron un edificio de tres plantas, ya en obra, en el llamado Campo de San Lázaro con un terreno contiguo en el que se proponen construir la iglesia del convento. Mientras tanto, el alcalde, Olegario Muñiz, les permite celebrar el culto en la capilla de San Lázaro situada a pocos metros de su nuevo residencia .

Será el obispo Cerviño quien propondría trasladar la vieja iglesia de Vistahermosa, hecha una ruina, en lugar de construir una nueva. En 1927, el franciscano Samuel Eiján propuso a los militares que comprasen el solar ocupado por la iglesia, lo que les permitiría cubrir los gastos del traslado . El padre Eiján ofreció el solar a los militares: “Sabiendo la necesidad que tiene el cuartel de ampliar las instalaciones para comedor, cuadras, vestuario y otros servicios” ... Los militares acabarán pagando 49.860 pesetas por el solar y los frailes, con la ayuda de las autoridades, se ponen a trasladar su iglesia. Se coloca la primera piedra el 1 de enero de 1928 con un acto solemne que tiene por madrina a la marquesa de la Atalaya Bermeja, sentada en un sillón de terciopelo, quien, utilizando una paleta de plata, extendió el cemento sobre la primera piedra. Hubo repique de campanas y fuegos artificiales. Con grandes trabajos y en poco mas de un año se hizo el traslado. El 30 de enero de 1929, de nuevo se reunieron las autoridades del lugar para inaugurar el nuevo templo.

En años posteriores la ciudad seguiría creciendo rodeando la iglesia, operación que se consumará con el nuevo edificio que sustituirá al tercer convento de los franciscanos

(Fuente : “Los tres conventos de San Francisco “ del Padre Doroteo Calonge, 1949)

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