Último golpe al tren regional: la agonía de la línea del Miño

El declive ferroviario en la línea Vigo-Ponferrada, con paradas en O Porriño, Ribadavia, Ourense, Monforte, Quiroga, A Rúa y O Barco, es una realidad que parece ya no tener vuelta atrás. A los continuos fallos en la vía de la línea del Miño, se une la antigüedad de las máquinas, las más antiguas del parque gallego, viajes de hasta dos horas y media para llegar desde Ourense a Vigo (menos de una hora en coche) y ahora, el recorte de líneas que dejan casi en desuso las estaciones y apeaderos. Mientras Renfe reduce los tiempos de conexión con Madrid desde Ourense, dilata los tiempos en el transporte de media distancia, condenado a muerte. Por esta línea del Miño circulan los trenes más antiguos, unidades 470 que realizan el servicio diurno y que tienen más de 35 años. Faltan trenes y los que hay registran continuas averías. También faltan maquinistas, lo que obliga a anulaciones sin previo aviso. Al mismo tiempo sufre un defectuoso mantenimiento de la infraestructura debido a las caídas de árboles y piedras sobre la vía y la catenaria y fallos en la electrificación. Los usuarios padecen constantes demoras, fallan los paneles y la megafonía en O Barco y A Rúa y se ha perdido la venta presencial de billetes en las estaciones, que solo se hace con máquinas. Todo se encamina a dar prioridad a lo económico sobre el servicio público. A partir de hoy, llega la gota que puede colmar el vaso. Renfe elimina el regional 12611 Ponferrada-Vigo (que pasaba por O Barco, A Rúa, Monforte, Ourense y Ribadavia), el único que vertebraba las provincias de León, Ourense, Lugo y Pontevedra a lo largo de los ríos Miño y Sil. La compañía no lo vende como un recorte, ya que mantiene el 12611, pero solo de Ponferrada a Ourense ciudad. Y crea el 12615 entre Ourense y Vigo para seguir la ruta, pero dos horas y media después. Así, todos los que vienen de estaciones intermedias entre Ponferrada y Ourense, como Valdeorras o Monforte, llegarán a Ourense a las 8,57 horas y tendrán que esperar para proseguir a Vigo hasta las 11,35. Esto lamina por completo la conexión entre la parte oriental de Ourense y el sur de Lugo con Vigo y las estaciones anteriores. Desde los sindicatos ferroviarios advierten: esto supondrá el abandono total del ferrocarril para estos desplazamientos. La tradicional línea del Miño quedará casi en desuso. Los Alvia de Madrid que llegan a Ourense irán a Vigo a través de Santiago. Por tanto, solo habrá parada en las estaciones de la línea que va pegada al río en dos trenes al día, que, además, irán más vacíos tras eliminar la conexión directa con Ponferrada. ¿Por qué estos cambios? Criterios económicos y logísticos. Esto se hace para crear un enlace con los Larga Distancia a Madrid. La propia Renfe trasladó que el cambio se hace por economía: apenas había “entre uno y dos viajeros diarios” continuando el viaje entre Vigo y Ourense, lo cual hacía “inviable” mantener ese servicio. Sin reposición de trenes A este “aldraxe” se suma que mientras Renfe ha repuesto ya el 100% de servicios de larga distancia Madrid-Galicia que se habían retirado durante la crisis del covid, todavía tiene el 57% de servicios regionales suspendidos. Las villas languidecen: de siete trenes diarios por Ribadavia a solo uno El desmantelamiento de los trenes regionales es una realidad que se lleva madurando una década. Solo los tiempos de conexión de los Avant a Santiago y A Coruña y los Alvia a Madrid tienen el aprobado en este tiempo. Pero el resto está plagado de sombras. Las villas de la provincia están prácticamente al margen ya de las conexiones ferroviarias. Hace tres décadas eran siete los trenes que paraban por sentido en Ribadavia, quedando ahora solo en uno al día tras las suspensiones por el covid. Las conexiones entre Ourense y O Barco eran hace tres décadas de 10 en cada sentido, quedando solo en tres. Seis paraban en Barra de Miño y Os Peares, quedándose con una única conexión por sentido ahora. Esto consolida el desmantelamiento iniciado en 2013, cuando Renfe prescindió del regional a Puebla de Sanabria, dejando sin uso una decena de apeaderos ourensanos, también aludiendo a la baja demanda. Ahí empezó a esgrimir la cuestión económica: los datos arrojaban una ocupación de los trenes de apenas el 4,2%, asumiendo el Estado un coste de más de 1,2 millones. Taboadela, Paderne, Ponte Ambía, Baños de Molgas, Vilar de Barrio, A Alberguería, Laza, Castrelo do Val, Vilariño de Conso y A Mezquita eran los apeaderos que quedaron en el olvido. Ahora, el eje Valdeorras-Vigo, con paso por Ribadavia, empieza a tomar el mismo camino.