Los últimos ultramarinos de la ciudad de Ourense: “Ahora solamente quedo yo”

Ultramarinos de Ourense
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Las tiendas de barrio de Ourense se adaptaron a los nuevos tiempos: A Casa da Pataca, A Barreira, Frutería Isabel, O Colmado y el Corte Inglés de Palmés, solucionan los domingos y albergan deliciosos secretos en su interior para competir en el mercado

El sonido de las monedas -euros o pesetas- botando encima del mostrador, una barra de pan cayendo en picado contra el fondo de una bolsa de papel, el peso de un tomate tan lleno que no cabe en la mano, un antojo cumplido a deshora o el típico papel higiénico un domingo. Hay sensaciones que las tiendas de barrio, “de toda la vida”, conquistaron hace mucho tiempo. Fueron las pioneras en ofrecer productos “exóticos” como la patata o el chocolate, con las primeras rutas náuticas comerciales en el siglo XIX y principios de XX. Por aquel entonces, se les conocía como ultramarinos, aunque vendían hasta medias y ropa interior. 

Pese a la expansión de las grandes superficies de la última época, estos comercios siguen conservando su esencia: sustentar parte de la vida social de sus vecinos, ofrecer productos básicos y algún que otro secreto delicioso que sirve de gancho y diferenciación especial. 

A Casa da Pataca es un establecimiento que vio crecer a muchos niños en O Couto. Primero, bajo la regencia de Concha y su marido; ahora, Juana Calvo y su hermana recogieron su testigo. “Somos productores de patatas en A Limia”, explica Calvo. 

 Las mallas traen las mejores patatas de la huerta a la ciudad, pero muchas de las verduras también son de cosecha propia, según relata la dueña: “Ya recogimos la cebolla y traemos excedentes de lechugas y tomates”. Detrás del mostrador atiende Dora González, una vecina que recuerda cómo “Concha le regalaba chucherías a mis hijos, ahora ellos ya son padres y vienen a comprar aquí”. Abren de 8,00h a 22,00 todos los días del año. Solo paran el día de Navidad y Año Nuevo, que cierran al mediodía, hasta las 18,00h.

 En la otra punta de la provincia, en A Rúa, O Colmado es la única tienda de alimentación en 2 kilómetros. Lucía Fernández la regenta desde el 2019, también cogió el local cuando los dueños anteriores se jubilaron. “Yo vi todo el declive en esta zona. Había tres carnicerías, tres pescaderías y tres tiendas. Hace poco que cerró la panadería, solo quedo yo”, comenta. Es la única forma que tienen muchas mujeres mayores de seguir valiéndose por sí mismas. Además, “vienen aquí y se reúnen, charlan, se preguntan qué tal…”. Lucía guarda entre sus estanterías desde quesos, patés y mermeladas caseras; hasta faba loba en bolsa, que se agota en cuanto la trae, o mieles y bicas artesanas. 

De vuelta a la ciudad, Josefa Rey y Emilio Vázquez esconden en el interior de A Barreira, su comercio en la calle del mismo nombre, algunos de los chorizos más ricos de Ourense. “Son de Allariz. Unos clientes nos dijeron que teníamos que traerlos y desde que empecé a venderlos la gente no quiere otros”, comenta la mujer. Regentan la tienda desde hace 10 años, “antiguamente era una cacharrería de los tíos de mi marido”, y la dejarán cuando se jubilen en los próximos años. Entre sus productos estrella: “El pan de cuatro panaderías”.

En la Avenida Castelao, se encuentra el negocio que hasta hace cuatro años era Frutas Isabel y conservó su nombre, después de que Isabel se jubilase. Una clienta en su interior, Sala López, exclama al ver los higos “¡Ay, qué ricos, madre mía qué delicia!”. Son de la huerta, y está muy contenta de haberlos encontrado, porque “me encantan”. Lleva acudiendo al comercio “desde siempre”  y dice que el trato es lo más importante: “Creo que vamos a tener que volver a estas tiendas, porque aquí la confianza es esencial. Si un día te faltan 50 céntimos, no pasa nada”. 

Por su parte, la dependienta, Claudia Moreira, explica que los dueños “tienen una finca a las afueras de Xinzo y la mayoría de estos productos son de la huerta”. Enumera “uvas, peras, manzanas, higos, judías…” y ahora que empieza la temporada también “castañas”. Le llama la atención cuando acuden turistas: “Viene gente de Francia, de Madrid e ingleses que entran a Ourense por aquí, ven la tienda y paran”. Lo que más compran es la “miel casera”. 

Autenticidad en Palmés

Otro clásico de los comestibles es el “Corte Inglés de Palmés. Una visita a esta tienda es una experiencia religiosa. Para entrar, hay que pasar una puerta de la casa que obliga a agacharse y al cruzarla, un nuevo horizonte se abre ante el visitante. Cientos de productos en las estanterías, trofeos antiguos, cuadros con viñetas amarillentas donde se lee “Siga fumando, fumar adelgaza”, pegatinas de Ducados encima de las cajetillas, chorizos colgando, café de pota, grifo de cerveza, sillas y hasta una terraza. La tienda-estanco-bar del pueblo lleva abierta más de 100 años y verdaderamente, “tiene de todo”. Ahora lo regenta Antonio Iglesias, la tercera generación.

“Recuerdo esos cuadros -de las viñetas- toda la vida, están amarillos de cuando se fumaba dentro”, narra el dueño. Además de todos los productos de alimentación que proporciona a sus vecinos a diario, Iglesias repartió la felicidad en forma de billete con un premio de un millón de euros a un vecino conocido: “Fue una alegría enorme, porque viene todas las semanas a hacer la quiniela y fue algo extraordinario”. Vive encima de la tienda y el horario es flexible, porque todavía funciona a la antigua usanza. “Abrimos a las 10,  si alguien necesita algo antes, me toca a la puerta y se lo doy”, asegura.

Un nuevo modelo de tienda: del productor al cliente, sin intermediarios

Algunas de las tiendas consultadas, como La Casa de la Patata y Frutas Isabel implementaron un nuevo modelo de comercio para renovarse y diferenciarse. Sus dueños no son tenderos al uso, sino que, en realidad, son productores locales que deciden poner un establecimiento en la ciudad para colocar su producto sin intermediarios. Las patatas de la tienda de O Couto vienen empaquetadas en mallas de 4 kilos. Pertenecen a la Indicación Xeográfica Protexida y son de dos tipos: Kennebec y Agria. “Son de casa”, dice Juana sosteniendo un saco. En Frutas Isabel adoptaron la misma fórmula. Claudia Moreira, la dependienta, asegura que la mayoría de frutas y verduras también provienen de la finca de los dueños, agricultores a las afueras de Xinzo.

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