El nuevo viaducto sobre el Miño será la sexta estructura (al margen de las pasarelas peatonales de Outariz y de O Vao) que atravesará el río en el casco urbano de la ciudad. Y ha de ser emblemático y un referente en la infraestructura viaria, de ahí que desde el Concello se hayan iniciado gestiones -que también urge la comisión mixta de seguimiento del AVE- con personajes como Norman Foster o que promueva, desde su posición en el futuro consorcio, un concurso de ideas para ahondar en esa demanda.
El Miño es un río atravesado por cinco puentes en el casco urbano de Ourense, tres de ellos de alto valor arquitectónico o histórico -el Romano, el Nuevo y el del Milenio- y dos convencionales, sin mayor mérito que la edad de su construcción o el de convertirse en enlace de dos carreteras nacionales, como es el caso del Ribeiriño o Novísimo. Pero hay otro viaducto previsto, la sexta gran estructura sobre el cauce de río en la ciudad, el que atravesará la alta velocidad, una infraestructura que marcará un antes y un después en Ourense.
Por ello, el viaducto a la altura de Oira -o donde finalmente lo fije Fomento- y la estación han de ser un referente igual al del propio AVE, al menos así lo estiman tanto el Concello de Ourense como los propios empresarios que alegaron al estudio informativo, la comisión mixta Cámara-Ceo que hace seguimiento de plazos y trámites y los propios arquitectos e ingenieros, por no hablar de la oposición municipal que lidera el PP.
De ahí la gestión del gobierno local por atraer a Ourense a arquitectos de gran prestigio, como Norman Foster, para que unan adecuadamente las dos orillas del Miño. Porque, coinciden todos, el viaducto debe complementar, incluso protagonizar, la imagen de un río en el que ya se mira la ciudad a través de sus riberas. Además, su obligado impacto en el paisaje ourensano debe compensarse, han asegurado técnicos y políticos, con un diseño especial, acorde con las estructuras históricas o de valor arquitectónico que ya atraviesan el cauce en otros puntos del casco urbano y que crean una imagen única.
Por ello, el viaducto a la altura de Oira -o donde finalmente lo fije Fomento- y la estación han de ser un referente igual al del propio AVE, al menos así lo estiman tanto el Concello de Ourense como los propios empresarios que alegaron al estudio informativo, la comisión mixta Cámara-Ceo que hace seguimiento de plazos y trámites y los propios arquitectos e ingenieros, por no hablar de la oposición municipal que lidera el PP.
De ahí la gestión del gobierno local por atraer a Ourense a arquitectos de gran prestigio, como Norman Foster, para que unan adecuadamente las dos orillas del Miño. Porque, coinciden todos, el viaducto debe complementar, incluso protagonizar, la imagen de un río en el que ya se mira la ciudad a través de sus riberas. Además, su obligado impacto en el paisaje ourensano debe compensarse, han asegurado técnicos y políticos, con un diseño especial, acorde con las estructuras históricas o de valor arquitectónico que ya atraviesan el cauce en otros puntos del casco urbano y que crean una imagen única.
