Reportaje

Viveros: luchar para no marchitarse

José Antonio Fernández.
photo_camera José Antonio Fernández.
El cierre de los negocios deja contra las cuerdas la campaña de primavera, que supone hasta el 80% de la facturación anual

Le cuesta hablar del asunto. La preocupación ha dejado ya paso a la tristeza. Y como él, muchos compañeros en el sector. José Antonio Fernández, uno de los propietarios de Viveros Alecrín, ve como el mes que lleva cerrado su negocio empieza a pesar. Trabajan con un producto perecedero, que no se puede almacenar para tiempos mejores. Se pierde. Y lo hace, además, en un momento especialmente inoportuno. "Justo teníamos preparada la campaña de primavera, con todo plantado, todo en floración. Esta campaña para nosotros supone alrededor del 80% de la facturación anual. Es fundamental. Toda la planta que tenemos en el vivero se irá para la basura. Cuando pase ese periodo de floración, ya no tiene ningún valor económico. Nuestra campaña termina en junio y todo lo que sea acercarnos a esa fecha en cuarentena, malo. Estamos muy jodidos. Sabemos que estamos hablando de un problema de salud pública, claro. Pero a nivel negocio, si esto nos pasa en enero y febrero, el perjuicio no sería tan grande. Pero justo nos cuadró en esta época", lamenta Fernández, que tiene su vivero, con más de 5.000 metros cuadrados de superficie total de venta, en Loiro.Lo compaginan con un puesto en la Plaza de Abastos de Ourense, que también tiene la persiana bajada.

El reparto a domicilio no apareció como una opción. También porque el consumo de flores y plantas ha bajado de forma exponencial. Ni para entierros, ni para bodas. El coronavirus afecta a cualquier vía de escape.

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"Yo sigo en el vivero, encargándome del tratamiento y de retirar las plantas que se estropean.  Esperando a ver si se puede salvar algo, pero no creo. Junio se echa encima y cada vez se amplía más el estado de alarma", recuerda Fernández, mientras espera buenas noticias con más fe que optimismo.

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