Suplementos nutricionales, una efectividad no probada

Barritas energéticas, uno de los productos más consumidos.
photo_camera Barritas energéticas, uno de los productos más consumidos.
Siete de cada diez españoles asegura haberlos tomado en el último año

El 75,1% de los españoles asegura haber tomado algún tipo de suplemento alimenticio en el transcurso del último año, y los más consumidos son los complementos nutricionales (63,4%), seguidos de los productos para usos médicos especiales (30,2%) y los de extractos a base de plantas (28,6%). Son datos que se extraen del estudio "Uso de suplementos nutricionales en la población española", que la Fundación Mapfre y la Academia Española de Nutrición y Dietética realizaron con el objetivo de identificar por qué, para qué y cómo se usan estos productos.

La investigación revisa informes publicados sobre el impacto de estos productos en la salud e incluye 2.630 encuestas realizadas a mayores de 18 años para conocer la frecuencia de uso que hacen de este tipo de suplementos y productos.

El estudio indica que "existe en el mercado una amplia gama de productos relacionados con la nutrición cuya eficacia y seguridad no ha sido probada, lo que puede representar un problema de salud pública si su uso fuera amplio y generalizado". Además, señala que "se hace patente la necesidad de una evaluación sistemática y transparente de estos productos, tanto antes como después de su comercialización (monitorización o farmacovigilancia)".

Según los datos de la encuesta, siete de cada diez encuestados afirman que han tomado algún tipo de suplemento en el último año, y las conclusiones del estudio indican que a la hora de interpretar hay que hacerlo con cautela porque al comparar estos resultados con los de otras investigaciones "cabría pensar que el instrumento de medida utilizado podría haber sobreestimado el uso".

A la cabeza en su consumo

"Así, y al contrario de lo que anteriores investigaciones apuntaban, los datos situarían a España entre los países que más complementos alimenticios consumiría junto a otros como Dinamarca y Estados Unidos, con prevalencias que sobrepasan el 50%", subraya el estudio.

Los más consumidos son los complementos nutricionales -lo hace el 63,4% de los entrevistados- entendiéndose estos como vitaminas, minerales y otros compuestos incluidos en la legislación española, en definitiva, productos alimenticios que tienen como fin complementar la dieta normal.

Los productos a base de extractos de plantas (30,2%) y los suplementos para usos médicos especiales (28,6%), son los siguientes más consumidos, en tanto que solo el 15% toma productos para la pérdida de peso.

El principal motivo que alegan los encuestados que toman complementos nutricionales o alimentos de uso médico especial es mejorar el estado general de salud.

Asimismo, las conclusiones arrojan que cuatro de cada diez personas consume vitaminas y complejos de solo vitaminas, algo que es más habitual en los jóvenes y destacan la vitamina D en todas sus formas, y la vitamina C.

El 18% (casi dos de cada diez) toma algún producto derivado de las abejas, como polen, jalea real o propóleo, y el 17% algún tipo de fibra dietética.

Barritas energéticas, lo más consumido
Dos de cada diez personas toma productos para deportistas y los más consumidos son las barritas energéticas, los preparados de proteínas, las bebidas especiales y la cafeína.
El 50% de quienes participaron en la encuesta sobre suplementos nutricionales aseguró haber percibido los efectos que se declaraban en el producto, aunque de un modo leve o transitorio, si bien "es una incógnita que esos efectos prometidos sean de relevancia clínica y para la salud para aquellos que los consumen".
Son los complementos y los productos a base de plantas los que se perciben como más seguros por el 60 y 65% respectivamente, porcentaje que baja al 50% en los destinados para deportistas, para la pérdida de peso y los de uso médico especial, "percibiéndose como menos seguros".
Los prescriptores de complementos y alimentos para usos médicos especiales son profesionales sanitarios, diferentes al dietista-nutricionista, mientras que estos últimos lo son para los productos de pérdida de peso.

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