El primer estudio en España sobre la lipodistrofia refleja el rechazo hacia portadores del virus

El 24% de infectados de VIH sufre discriminación laboral

Vicente Estrada, del hospital San Carlos, Antonio Antela, presidente del Congreso y García, de Cesida. (Foto: Xoan Rey)
El 24 por ciento de los portadores de VIH afirman haber sufrido discriminación en el trabajo, según el primer estudio realizado en España sobre la lipodistrofia, que supone falta o acumulación de grasa a consecuencia del tratamiento retroviral. Este estudio, coordinado por María José Fuster, de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), fue presentado ayer en el XIII Congreso Nacional sobre el síndrome, que se celebra en Santiago de Compostela, bajo el lema 'Adelántate al sida', dado que entre el 35 y el 50 % se diagnostica tarde y un 35 % de los portadores no lo saben.
En cuanto al estudio sobre la lipodistrofia, realizado sobre 706 personas residentes en España con VIH y datos recogidos en enero de 2010, Fuster resaltó que el 35% de estas personas tienen una alta percepción de la lipoatrofia facial; un 24% de la lipoacumulación y el 40% presenta dificultades para seguir el tratamiento (adherencia) por temor a esta consecuencia. Agregó que, incluso entre las personas que no desarrollaron este trastorno, el 59% expresaron su temor a padecerlo, hasta el extremo de que el 19% ha pensado en abandonar el tratamiento.

La especialista explicó que las personas con VIH están muy expuestas a ser estigmatizadas y discriminadas. Así, el 30% se han visto excluidas de actividades sociales y, de ellas, más del 21% lo atribuye a la lipodistrofia; y más del 60% han sido víctimas de comentarios despectivos o cotilleos, con un 31% que lo atribuye a esta disfunción. En este terreno, más del 35% han abandonado en alguna ocasión el trabajo y algo más del 28% decidió en algún momento no buscar trabajo o no presentarse a una promoción, en un 14 y un 20 por ciento, respectivamente, como consecuencia de la lipodistrofia.

También en el ámbito familiar se produce el efecto de la infección, de forma que el 19 por ciento de las personas participantes en el estudio se han visto discriminadas en alguna ocasión de actividades como cocinar, comer en familia o dormir en la misma habitación.

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