Cientos de personas ensayan en la Puerta del Sol la noche de Fin de Año

Jesús López-Terradas, maestro relojero, revisa la maquinaria del reloj de la Puerta del Sol.
Miles de personas abarrotaron esta noche la madrileña Puerta del Sol en un ensayo de las tradicionales campanadas de Nochevieja que nada tuvo que envidiar a la noche de fin de año y en la que no faltaron las doce uvas, el cava y las serpentinas.
Poco antes de las 00:00 horas del día 31, grupos compuestos por personas de todas las edades y venidos de distintas partes de España -y del mundocelebraron, con 24 horas de antelación, el fin de 2007 y la llegada de 2008.

Cualquiera que no tuviese muy clara la fecha del calendario pensaría, seguramente, que este año ha tocado a su fin. No es para menos, porque los que se han congregado esta noche en frente del reloj de la Puerta del Sol lo han hecho ataviados de toda la parafernalia que acompaña a la noche de fin de año.

Pelucas, serpentinas, matasuegras, petardos, panderetas y, por supuesto, uvas y cava para celebrar una Nochevieja adelantada.

Si bien numerosas personas decidieron comerse las doce uvas al ritmo que marcaban las campanadas -algunos incluso las pelaban mientras evitaban los codazos de quienes tomaban posiciones-, otras creían que adelantar esta tradición ’trae mala suerte’ y optaron por los 'lacasitos'.

El ensayo de las campanadas de fin de año se ha convertido ya en una tradición para muchas personas que prefieren acercarse hasta la Puerta del Sol un día antes, pasar la Nochevieja en familia y evitar también la aglomeración del 31 de diciembre.

Madrileños, catalanes, andaluces, pero también venezolanos, italianos o ecuatorianos esperaban, con los mismos nervios que cualquier noche de fin de año, que el reloj diese las doce y empezasen a sonar las campanadas.

La lección está bien aprendida: primero los cuartos, y después, por fin, las campanadas. En este caso, las que anunciaban el 31 de diciembre y no el 1 de enero, pero este detalle no parecía importar.

Sonaron las campanadas y muchos las contaban al tiempo que comían las uvas y, tras la última, aplausos, confeti, serpentinas, petardos y el cava tomaron el protagonismo. Incluso a alguno se le escapó un ’¡Feliz 2008!’.

Este ha sido el primero de los dos ensayos generales que el equipo de mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol hace antes de las campanadas de la Nochevieja, con bajada de bola incluida. La próxima será hoy a las doce del mediodía.

De este modo, todos los que no hayan podido comerse las doce uvas, tendrán una nueva oportunidad de hacerlo antes de que las campanadas de la Puerta del Sol den por concluido 2007.

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