Asociaciones de deudores critican su 'acoso implacable, que juega con la vulnerabilidad de la gente'

Cobradores de morosos, en los límites de la ley y la ética

Un cobrador de morosos no pasa desapercibido entre la gente
¿Tienen derechos los morosos? ¿Puede una deuda ser aireada a familiares, vecinos y compañeros de trabajo? ¿Puede un deudor ser perseguido implacablemente por un cobrador disfrazado? En teoría los morosos deberían tener los mismos derechos que los que pagan sus deudas, pero en la práctica resulta muy difícil demostrar el acoso y lo cierto es que España es el único país de la Unión Europea en el que no está regulada la actividad de recobro extrajudicial de deudas.
Sólo en España no existe ninguna ley, orden ministerial o reglamento que regule la actividad de las agencias de gestión de cobro, o -como se les conoce popularmente- 'cobradores de morosos'. Así, sólo en España el cobrador se atreve a llamar al deudor 20, 30 o hasta 80 veces al día, como acreditó la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en un caso contra una entidad financiera especializada en créditos al consumo.

También a seguir a un mal pagador a la oficina, el bar o el colegio de los niños, pregonando sus deudas, como le sucedió a Ramiro, un empresario de Toledo que perdió su casa y su negocio cuando el banco cerró el grifo del crédito. Y a contactar con familiares, vecinos e incluso jefes y compañeros de trabajo al Ayuntamiento de su pueblo para informarles de los problemas económicos de otros. 'Son feroces, es un acoso implacable que juega con la vulnerabilidad de gente que lo está pasando muy mal y que si no paga esa deuda es porque de verdad no tienen con qué pagarla', explica Ana, asesora de la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas (AFES).


ACOSADOS POR LAS DEUDAS

Fundada hace cinco años, esta asociación sin ánimo de lucro, vio multiplicarse el número de personas en busca de ayuda, consejo y apoyo legal e incluso inmobiliario cuando dejaron de poder pagar su hipoteca o están acosados por las deudas. Así, Ana recuerda el caso de una mujer enferma de cáncer que, por un imprevisto, se retrasó en el pago de dos cuotas de un préstamo al consumo y desde entonces llegó a recibir hasta 60 llamadas en un sólo día y a escuchar como el cobrador le amenazaba: 'si no pagas se te va a caer el pelo más que con la quimio esa', y otras lindezas. Explica que la mayoría de las personas sometidas a este trato 'están avergonzadas de no pagar y acobardadas' y que además son conscientes de que este tipo de situación 'es muy difícil de denunciar porque están en el borde de la ley'.

El presidente de AFES, Carlos Baños, no es de la misma opinión: 'Los morosos tienen exactamente los mismos derechos que las personas que no lo son. Y estos son casos de acoso clarísimo. En la asociación saben que 'el fenómeno es más agresivo y más frecuente de lo que nadie imagina' y por eso elaboraron un folleto con consejos sobre qué hacer ante el acoso telefónico. Pero la abogada de AFES Begoña Sánchez es consciente de que es difícil llevar a juicio estas conductas, pese a que perseguir a una persona con toda la parafernalia y vestido de frac, fraile o torero puede llegar a ser un delito de coacción y amenazas y una vulneración del artículo 18 de la Constitución que se refiere al derecho al honor y la intimidad.

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