En los últimos seis meses se calculan entre 50.000 y 100.000 los fallecidos en la zona por la sequía y los conflictos armados

El hambre deja miles de muertos en África ante la pasividad mundial

Las comunidades de Turkana experimentan el período más largo de sequía en su historia. (Foto: INTERMON OXFAM)
En lo que se tarda en leer la primera línea de esta noticia dos personas habrán muerto de hambre en África. Al final de este artículo habrán sido 240. A razón de un fallecimiento cada tres segundos. La buena noticia es que se puede hacer algo para evitarlo, y ONGs como Intermon Oxfam y Save the Children ya lo están haciendo.
Estas dos organizaciones acaban de presentar un informe sobre la hambruna que se vive desde hace seis meses en el llamado Cuerno de África, una de las franjas más pobres del planeta que comprende los países de Somalia, Yibuti, Eritrea, Etiopía y Kenia, y en la que viven 100 millones de personas.

Cómo se ha llegado a esta situación es una pregunta retórica que ayuda a transmitir un poco de alivio a la conciencia pero que no resuelve la situación. Han sido décadas de luchas fraticidas, gobernantes sin escrúpulos, pobreza extrema y abandono internacional. Lo cierto es que hay más de 13 millones de personas en una situación de abandono total: por su país, por sus gobernantes, por el resto de naciones del mundo.

Intermon y Save The Children confían en que la presentación de este informe sobre la situación en estos países sirva para remover conciencias y aportar soluciones a la que han definido como la 'emergencia más grave de este tipo en este siglo'. Cifran el número de muertes entre 50.000 y 100.000 y aseguran que hay cientos de miles que han quedado expuestas al riesgo de morir de inanición en los próximos meses.


UNA TRAGEDIA EVITABLE

El origen de esta tragedia comenzó a fraguarse entre octubre y diciembre de 2010 por la ausencia total de lluvias, y fue agravándose entre los meses de marzo y mayo de 2011 que dieron lugar a la pérdida de cosechas y a la muerte de animales. En el caso de Somalia la situación fue incluso peor que en el resto, porque el conflicto que vive el país impidió poner en marcha los mecanismos habituales para hacer frente a la sequía.

Afirman los autores del informe que la crisis de 2011 no fue un caso aislado, y que la respuesta a la sequía siempre ha resultado demasiado escasa y demasiado tardía, lo cual constituye un fracaso del conjunto del sistema internacional. El resultado de este fracaso es que las personas afectadas pierden sus medios de vida y, a menudo, sus propias vidas. Las mujeres suelen ser las más perjudicadas, ya que generalmente son las últimas en comer, y quienes menos comen. Además, el hambre amenaza la salud y el desarrollo de los niños y niñas, y por tanto el bienestar de las generaciones futuras.

El informe, 'Un retraso peligroso', dirige las críticas tanto a las agencias humanitarias como a los gobiernos que 'reaccionaron con excesiva lentitud'. También se muestra crítico con la actitud de muchos dirigentes que 'exigieron pruebas de que se estaba produciendo una catástrofe humanitaria, antes de decidir actual'.

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