La espada del Cid fue adquirida en su día por la Junta de Castilla y León por 1,6 millones de euros

El marqués de Falces pagará por vender la Tizona en 2007

Juan Carlos Aparicio, con la espada Tizona del Cid Campeador. (Foto: ARCHIVO)
El marqués de Falces, José Ramón Suárez de Otero, fue condenado a pagar 750.000 euros a los herederos de su tío, Pedro Velluti, que corresponde a la mitad de lo que cobró en 2007 por la venta de la Tizona, la espada del Cid Campeador.
La sentencia, dictada por el juzgado de primera instancia 72 de Madrid, da la razón a la familia, que reclamaba esta cantidad por considerarse propietaria de la mitad de la Tizona. Los herederos actuales de Pedro Velluti son las tres hijas de Salustiano Fernández Suárez, un pescador de Luarca (Asturias), y su esposa, Jacinta Méndez.

El marqués de Falces, Pedro Velluti Murga, fue cuidado por este matrimonio asturiano durante cerca de 30 años, los últimos diez en Gijón, donde falleció en 1986.

El marqués, que era invidente y soltero, les hizo herederos universales tras sufrir el abandono de su única hermana. Entre esos bienes estaba la espada del Cid, depositada por la firma conjunta de Pedro Velluti y su hermana Olga desde los años setenta en el Museo del Ejército de Madrid. Cuando el título de marqués de Falces pasó a un sobrino de Pedro Velluti, José Ramón Suárez de Otero, éste realizó gestiones para vender la espada a algún organismo oficial, en concreto intentó vender la Tizona al Ministerio de Cultura quien se negó a comprar la misma al 'supuestamente' carecer de constancia histórica.


LEGADO FAMILIAR

En ese momento la familia de los cuidadores del marqués se enteró de que la espada era parte del legado familiar y de que podía tener un valor elevado.

La venta de la Tizona se llevó a cabo, finalmente, en 2007 por 1,6 millones de euros, que es el doble de lo que ahora se le exige al citado marqués. La venta se hizo a un colectivo compuesto mayoritariamente por empresarios burgaleses. Este grupo la donó a la Junta de Castilla y León. Tras su venta y donación, la espada fue depositada en el Museo de Burgos, en un acto presidido por el entonces alcalde, el exministro Juan Carlos Aparicio. La venta llegó a los juzgados madrileños, donde la familia reclamó y ahora obtuvo la mitad de ese dinero, 750.000 euros.

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