Entre mitos y amplios caminos frondosos

En el itinerario, como una aparición, surge esta figura da Santa da Pedra, que invita a pensar en algo ritual .
photo_camera En el itinerario, como una aparición, surge esta figura da Santa da Pedra, que invita a pensar en algo ritual.
Nos vamos a las tierras que faldean por el sur el val de a Rabeda, esa cuasi mítica llanura entre el polígono Industrial y Taboadela,  a la que supusieron que una ciudad asulagada en sus entrañas. Itinerario de media exigencia y variedad de hallazgos, desde la sorprendente Santa da Pedra, al Forno da Santa o el Castro y villa de Armea. 

Mucho ofrecen esa casi docena de kilómetros de senderos, pistas, corredoiras, con alguna imprescindible concesión al asfalto que no se puede obviar a pesar de investigar por el entorno para evitarlo. Montes entre el Arnoia y el Barbaña, si es que los ríos definen las fronteras. La gran vía del AVE atraviesa la planicie para meterse en túnel en la aldea de Tosende, que es el punto de salida-llegada. Partiendo de Tosende, municipio de Paderne, al que se accede desde la ciudad por el polígono de San Cibrao, a Castellana, lo más aconsejable para graduar los encuentros con lo mucho que hay que ver, es dirigirnos a Moredo, donde tomando al final de la aldea, a derecha, una pista térrea que asciende hasta que a menos de un km. atentos a otro desvío a derecha donde tomaremos un camino amurado entre la fraga que nos llevará, después del cierto esfuerzo en la subida, a iniciar suave descenso hasta darnos de bruces con la Santa da Pedra, pequeña estatua adosada a una roca redonda, que en el primer encuentro hace unos cuantos años parecía como si demoníaca veneración por el paraje, los cirios sobrantes, incluso la artificial floristería.

El antes camino se hace sendero en la ladera del monte das Raposas, entre el alto brezo, ondulando por las laderas o Lombas de Sta. Mariña hasta el encuentro con el templo, Santuario de Santa Mariña de las Augas Saintes, aquae sallientes (que salen o brotan; lo de santas, por religioso parche) que algún pio u ocurrente clérigo trocaría por Santas. El templo parece como si desmesurado monumento con más huellas del románico y una casa rectoral que fue residencia de verano de los obispos aurienses y refugio ocasional de clérigos huidos de la Revolución Francesa, que fueron expandiendo la semilla de la confrontación frente al liberalismo y los valores cívicos que ya empezaban a implantarse en el país. Tomando en la misma iglesia por donde camino discurre precipitado hacia el oeste, pasaremos carretera, y transitaremos por hermoso y amplio camino bajo frondosa carballeira hasta acceder a poco más de mil pasos dados al inconcluso santuario de la santa que conserva los exteriores muros a media altura y la subterránea cripta o Forno da Santa donde el mito situó la cremación de Mariña. Paraje de gran belleza; continuando el camino un gran bolo granítico (Penedo da Moura), siguiendo a derecha un bosque de carballos, de escaso porte casi todos, menos el que se halla cabe a la fuente o pilón o sepulcro antropomorfo donde el gran carballo se llama da santa; en la cima se asentaba el castro de Armea, presentando una formidable posición, con restos esparcidos, hoy cubierto de cerquiños (robles pirinaicos); continuando hacia abajo en dirección norte por entre ya robustos carballos veremos la impactante villa romana de Armea  donde prosiguen los trabajos de excavación y consolidación de muros. La corredoira continúa en bajada entre la frondosidad para hacerse despejada en Abeledo y luego en Outeiro de Laxe desde donde por amena pista asfaltada conectaremos con la salida luego de plácido caminar por una ruta en parte señalizada.

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