CON LOS PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA

Sedar Senghor, el poeta de la negritud

Sendar Senghor
photo_camera El presidente de Senegal, Leopoldo Sedar Senghor (de pie), habla a los presentes durante la cena ofrecida por Luis María Ansón en la sede de la Agencia Efe.

Le descubrí cuando yo era muy joven. Leyendo su libro de poemas "Cantos de sombra" quedé deslumbrado por su empedrado de luminosas metáforas

La primera vez que conocí el nombre de Leopoldo Sedar Senghor fue leyendo su libro de poemas “Cantos de sombra”. Yo era muy joven, unos veinte años,  y literalmente me fascinó, o mejor dicho quedé deslumbrado por su empedrado de luminosas metáforas. Todo el sonido del dolor de África estaba allí y extendía su esperanza por sus largos versos musicales, era la raza negra que quería hablar a través de los más variados simbolismos.  Rebelarse con una enorme musculatura cultural. Aquella tarde lluviosa supe que había descubierto a un gran poeta y nada menos que africano, hasta entonces para mí África era un gran silencio negro, una resignación sumisa y maltratada. El colonialismo extendía sobre ella su cortina de acero y un muro de silencios para ocultar el saqueo a que estaba sometida.  Desde entonces busqué otros libros del autor, no era fácil puesto que la mayoría no estaban traducidos y había que conseguirlos en francés y ahí no había problemas. Poco a poco me hice con "Etiópicas", "Elegías Mayores", "Nocturnos" así como ensayos políticos y sociales de distinta factura. Confirmé que era un poeta excepcional y un político lúcido y moderado encuadrado dentro de las coordenadas del socialismo francés. Supe que había nacido en Senegal, que a los 22 años en 1928 se había trasladado a Francia, se licenció en lengua francesa por la Universidad de Paris y fue el primer negro que impartió clases de francés en Francia, en Tours y Paris.

20181027005511951_resultCon mi amigo, el periodista Luis María Ansón había hablado varias veces de Sedar Senghor y de literatura africana. Luis María es un africanista apasionado, desde que fue la primera vez al continente negro cayó en lo que llaman el mal de África. Eso sucede cuando África se te mete en la sangre y en la imaginación. Terminó haciendo gran amistad con Senghor cuando ya era presidente del Senegal. 

Un día de 1977, me llamó Ansón invitándome a una cena con el poeta presidente en la Agencia Efe de la que Anson era presidente. Acudí con el corazón alterado. Se encontraba en Madrid para asistir a una reunión de la Internacional Socialista de la que su partido, El Partido Socialista del Senegal, era miembro. Seríamos como unos veinticinco comensales. Cuando llegué me pasaron al despacho de Ansón, que pocos años después sería mi despacho, y allí estaba Leopoldo Sedar Senghor, le di la mano, se me notaba la emoción. Tenía los ojos negrísimos y escrutadores, era menudo y estaba muy delgado, hablaba con una voz ligera. En el despacho supe muchas cosas de él. 

En París, en los años 30, la casualidad había reunido a varios jóvenes africanos y a algunos negros de las Antillas. Todos tenían la pasión literaria y algunos eran poetas notables, les unía también el color de la piel y terminaron acuñando la palabra Negritud. Los más destacados del grupo eran Leopoldo Sedar Senghor, Aime Cesaire y Leon Damas. Crearon la revista "El Estudiante Negro", en donde reivindicaban su cultura negra frente a la cultura francesa dominante y opresora. 


El concepto de negritud


Senghor habló de algunas ideas básicas de su pensamiento, para él, según dijo aquella noche, la Negritud no es ni racismo antiblanco, ni populismo. Es sencillamente, el conjunto de valores de la civilización del mundo negro. Y no de los valores del pasado, sino de una auténtica cultura actual. Para él, el Negro-Africano, no ve el objeto, lo siente.

Es un puro campo sensorial. “Pienso, luego existo” escribió Descartes. El negro africano podía decir: “yo siento al otro, luego yo existo”.
Pasamos al comedor que era también el salón de consejos de la agencia. Me senté a la derecha de Ansón según se puede ver en la fotografía y a mi derecha estaba un joven Paco Umbral, es una pena que no recuerde las frases de Umbral, estuvo particularmente brillante, pero el tiempo las fue gastando en mi memoria. En los brindis, Ansón hizo una profunda exhibición de su cultura africana y Senghor mezcló las reflexiones literarias con las vivencias políticas. Es cierto que aquel concepto de Negritud ha quedado bastante superado por los escritores posteriores, basta recordar la frase de Wole Soyinka, ya saben, el poeta nigeriano, el único escritor negro africano ganador del premio Nobel, cuando dijo: “El tigre no declara su negritud. Salta sobre su presa y la devora”.

Al comenzar la Segunda Guerra mundial le reclutaron para el ejército francés que se rindió ante los nazis bajo el liderazgo del general Petain. Los nazis le internaron dos años en un campo de concentración, en los fríos del campo escribió algunos de sus mejores poemas. Al salir se integró en la resistencia a través del Frente Nacional Universitario. Y al terminar la guerra se había decidido por la política en vez de por la enseñanza, aunque pronunció lecciones magistrales en distintas universidades. En 1945 fue elegido para representar a Senegal en la Asamblea Nacional francesa en las listas del Partido Socialista (SFIO). 

A lo largo de los años cincuenta empezaron las rebeliones y las luchas por las independencias en las colonias africanas, tanto de las que dependían de Francia como las que  estaban en la órbita británica o belga. De las colonias francesas  la guerra más sangrienta se desarrolló en Argelia, de las inglesas la más dura fue la de Kenia frente a la rebelión de los Mau Mau. Los belgas tuvieron su cruel campo de batalla en el Congo. Otras en cambio se liberaron de forma pacífica, adquiriendo una independencia pactada, Senegal es uno de los ejemplos más significativos. 

Leopoldo Sedar Senghor dirigió todo el proceso, logrando la independencia en 1960, el año de la gran cascada independentista.  El 5 de septiembre de ese año se celebraron las primeras elecciones presidenciales que ganó Senghor por abrumadora mayoría. Al principio todo fue muy bien, pero pronto comenzaron los problemas de poder, de lucha por el poder. El primer ministro Mamadou Dia defendía tesis más radicales de gobierno, estalló una dura confrontación y Senghor mandó detener al que había sido su querido discípulo.


Mano dura


20181027005511576_resultEn sus análisis del poder, llega a la conclusión de que las cosas no son fáciles, a veces hay que acudir a la represión para neutralizar a los alborotadores. A lo largo de los años sesenta usó en varias ocasiones la mano dura contra las rebeliones de distinta naturaleza.  Ejerció la presidencia veinte años, de 1960 a 1980, cuatro años antes de dejar la presidencia elaboró una de las constituciones más democráticas de África.

Entre sus tesis más curiosas figura la de que la civilización griega es el milagro del mestizaje. En el Olimpo griego había una docena de dioses negros. Le gustaba mezclar la negritud con el arabismo que tuvieron, según él, una presencia muy fuerte en las culturas mediterráneas. En la defensa de los mestizajes sostenía que los almorávides eran el resultado del mestizaje de negros y árabes que partieron de tierras africanas para trasladarse a España y Portugal y aportar un sentido a la variedad de las convivencias. Consideraba que España debía jugar un papel de entendimiento entre los países negros, árabes y europeos.
Según él, la poesía se divorcia del pueblo cuando prescinde del ingrediente musical, por eso la musicalidad sonora  que trasmite en todos sus poemas le une al pueblo.

En 1980 abandona la presidencia y la política para dedicarse más a pensar y escribir. Tres años más tarde fue elegido miembro de la Academia Francesa. 
No me resisto a la tentación de copiar su poema en donde radiografía al hombre negro y al hombre blanco. Copio:

"Querido hombre blanco,/ cuando yo nací, era negro, /cuando crecí, era negro/ cuando estoy al sol, soy negro,/cuando estoy enfermo, soy negro,/ cuando muera, seré negro/ En tanto que tú, hombre blanco/cuando naciste, eras rosa,/ cuando creciste eras blanco,/ cuando te pones al sol, eres rojo,/cuando te pones al frío, eres azul,/cuando tienes miedo, te poner verde,/cuando estás enfermo, eres amarillo,/cuando mueras, serás gris/ sí pues, de nosotros dos/¿Quién es el hombre de color?".n

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