Un día después de recibir un aluvión de reproches por parte del mundo del cine por no acudir a la gala de los Premios Goya, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio González Wert, expresó su respeto a las críticas e insistió en que no puede 'estar en dos sitios a la vez'.
'Ninguna persona del mundo del cine puede decir que he dejado de atenderle cuando me lo ha solicitado', señaló Wert en Londres, después de reunirse con el viceministro británico de Empresa e Innovación, Vince Cable. 'Naturalmente respeto por completo la opinión de quienes han criticado mi ausencia, pero no puedo estar en dos sitios a la vez', dijo Wert, y acto seguido felicitó a los ganadores de la 28 edición de los Goya, especialmente a los autores de 'Vivir es fácil con los ojos cerrados' y 'Las brujas de Zugarramundi'.
El PSOE considera que el ministro demostró 'una vez más' que 'no está a la altura del cargo que ocupa', según dijo su vicesecretaria general, Elena Valenciano, y pidió al presidente del Gobierno que lo destituya esta misma semana. 'No sé si dejó de ir por cobardía o, al contrario, fue por arrogancia; lo que es seguro es que no fue por una cuestión de agenda', dijo Valenciano.
CRÍTICAS DURANTE LA GALA
El hecho de que el cambio de agenda de Wert se anunciara sólo tres días antes de los Goya no ayudó a digerir la noticia, a pesar de que prácticamente al mismo tiempo se publicaba en el BOE la concesión de las tan esperadas ayudas a los productores. Hasta el propio Manel Fuentes, director, guionista y presentador de la gala de los Goya tuvo que hacer cambios en su monólogo inicial, ante la ausencia del ministro José Ignacio Wert.
Actores y directores se despacharon el domingo a gusto, tanto en la alfombra roja como en el escenario del Auditorio. Si Javier Bardem consideró el gesto 'una chulería' propia de un ministro de 'anticultura'; David Trueba recordó que la gente del cine vota a todos los partidos; Bayona pidió acortar 'la brecha' que hay entre el Gobierno y el cine y Mariano Barroso pidió directamente la dimisión del ministro.
Ayer, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, que asumió en la gala la representación del Ministerio, dijo que los políticos deben aceptar 'con naturalidad' las críticas que vengan de todos los ciudadanos. 'Afortunadamente vivimos en una sociedad libre y la gente es muy libre de expresar sus opiniones; los políticos tenemos la responsabilidad y la obligación de aceptarlas con naturalidad', ha señalado Lassalle, quien ha reiterado su oposición al IVA cultural.
Menos condescendiente ha sido la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, para quien los actores 'no son lo más importante' que tiene el Ministerio de Educación y Cultura, 'ni mucho menos'. En su opinión, hay profesionales 'más importantes para la vida' que merecen su atención, como científicos e investigadores.
El PSOE considera que el ministro demostró 'una vez más' que 'no está a la altura del cargo que ocupa', según dijo su vicesecretaria general, Elena Valenciano, y pidió al presidente del Gobierno que lo destituya esta misma semana. 'No sé si dejó de ir por cobardía o, al contrario, fue por arrogancia; lo que es seguro es que no fue por una cuestión de agenda', dijo Valenciano.
CRÍTICAS DURANTE LA GALA
El hecho de que el cambio de agenda de Wert se anunciara sólo tres días antes de los Goya no ayudó a digerir la noticia, a pesar de que prácticamente al mismo tiempo se publicaba en el BOE la concesión de las tan esperadas ayudas a los productores. Hasta el propio Manel Fuentes, director, guionista y presentador de la gala de los Goya tuvo que hacer cambios en su monólogo inicial, ante la ausencia del ministro José Ignacio Wert.
Actores y directores se despacharon el domingo a gusto, tanto en la alfombra roja como en el escenario del Auditorio. Si Javier Bardem consideró el gesto 'una chulería' propia de un ministro de 'anticultura'; David Trueba recordó que la gente del cine vota a todos los partidos; Bayona pidió acortar 'la brecha' que hay entre el Gobierno y el cine y Mariano Barroso pidió directamente la dimisión del ministro.
Ayer, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, que asumió en la gala la representación del Ministerio, dijo que los políticos deben aceptar 'con naturalidad' las críticas que vengan de todos los ciudadanos. 'Afortunadamente vivimos en una sociedad libre y la gente es muy libre de expresar sus opiniones; los políticos tenemos la responsabilidad y la obligación de aceptarlas con naturalidad', ha señalado Lassalle, quien ha reiterado su oposición al IVA cultural.
Menos condescendiente ha sido la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, para quien los actores 'no son lo más importante' que tiene el Ministerio de Educación y Cultura, 'ni mucho menos'. En su opinión, hay profesionales 'más importantes para la vida' que merecen su atención, como científicos e investigadores.
