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Rentabilidad a largo plazo

EFE
photo_camera Sede de Google (EFE).
Google ha cumplido 26 años de historia, un proyecto de éxito que  ha generado una gran cantidad de millonarios en el camino

Google ha cumplido 26 años de historia. En 1995 en un proyecto universitario a dos estudiantes de Standford, Larry Page y Sergey Brin, se les metió en la cabeza organizar la información del mundo y servirla de forma útil y universal. Una de las primeras inyecciones de capital fue la del cofundador de Sun Microsystems, Andy Bechtolsheim, quien aportó 100.000 dólares para que Larry y Sergey pudieran constituir oficialmente Google Inc. 

Una historia de profundo éxito que durante todo este tiempo ha generado una gran cantidad de millonarios en el camino. Cuenta con más de 60.000 empleados, sedes en más de 50 países y una valoración de las acciones de su matriz, Alphabet, en el mercado de 1.395.510 millones de dólares a 31 de diciembre de 2020. Con estas mimbres, el primer trimestre del presente ejercicio ha superado las expectativas generando unos ingresos de más de 55.000 millones de dólares con un crecimiento interanual del 34%. 

Hoy Google no sólo es un motor de búsqueda. Entre otros activos Alphabet es propietaria de Gmail, Android, Youtube, Waymo -su proyecto del coche autónomo-, Google Maps, Nest -domótica- y un largo etcétera de aplicaciones, servicios y empresas. 

Desde mi punto de vista, la atracción que suscita esta empresa en el mercado, y de ahí su valoración, viene marcada por sus ventajas competitivas. Aunque poco a poco va contando con servicios por suscripción que potencian su flujo de caja, para la mayoría de sus usuarios sus servicios suelen ser gratuitos, por lo que su generación de usuarios crece como la espuma. Bien es verdad que la gratuidad viene ligada a que el usuario y sus datos son los productos que Alphabet vende luego a las marcas para generar publicidad, su ingreso más abultado. Pero este sentimiento de ser un producto por el momento no está frenando la generación de nuevos usuarios. La otra gran ventaja, de la que también disfrutan otras grandes empresas como Amazon, es su gran apuesta por la tecnología que la aprovechan como una capacidad para escalar su inversión en decenas de nuevos proyectos de los que sólo unos pocos verán la luz. Y los que vean la luz volverán a ser otro nuevo maná de ingresos como viene siendo habitual. 

Pese a esta fortaleza en el mercado, tanto en el financiero como en el que desarrolla sus múltiples actividades, Alphabet nunca ha pagado dividendos a sus accionistas. La verdad es que con el crecimiento de la acción cualquier pequeño inversor contaría con una rentabilidad por revalorización muy superior a la rentabilidad por dividendos de la mayoría del mercado mundial. Ante esta situación alguien podría pensar que la empresa no cuenta con un cash flow suficiente para repartir dividendos. Pues con un acumulado superior a 100.000 millones de dólares en efectivo, con una generación anual de 20.000 millones, en mi opinión es que en breve, dada su posición financiera, pronto trasladará al accionista parte de sus beneficios, ya sea en forma de recompra de acciones o en dividendos. 

A veces las cifras por sí solas no comunican nada y necesitamos comprenderlas con ejemplos que podamos medir. La fortaleza de Alphabet es tan grande que podría comprar el Banco Santander o cualquier empresa del Ibex 35 y continuar su vida como si nada hubiera pasado.

Pero, ¿de dónde saca Google tanto dinero? Los grandes soportes de publicidad mundiales son Google, Facebook, Amazon y Microsoft. Estos cuatro gigantes se reparten la mayoría de la publicidad digital a nivel mundial y Google es la más avariciosa con una cuota de mercado mundial que supera el 30% del total de la tarta que significaron en 2020 unos ingresos de 146.000 millones de dólares. Y estas cifras no pueden hacer otra cosa más que seguir aumentando. El negocio de la publicidad online debe seguir creciendo. No sólo porque las costumbres del homo sapiens moderno hayan cambiado y seamos hoy homo digitalis, como nos definió Román Cendoya en 2013, sino porque gran parte del mercado que todavía no es digital. 

Un ordenador, un Wi-Fi o una serie de Netflix es algo normal en nuestra sociedad occidental y globalizada. Pero todavía existen muchos humanos que, si no tienen acceso a las más básicas necesidades sanitarias y de alimentación, todavía ni se imaginan recibir un correo electrónico. Existe una gran brecha digital mundial. Por tanto, el gran desarrollo tecnológico y digital que Asia o África tienen por delante generará aún miles de millones de usuarios, consumidores y suscriptores conectados de los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y de muchas otras empresas tecnológicas que vendrán. Todos ellos activos interesantes a largo plazo pero, a tener en cuenta, importantes riesgos en el corto.

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