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La crisis aúna religión y pobreza en As Ermidas

Entorno religioso formado por el santuario y el seminario de As Ermidas, en O Bolo. (Foto: J.C.)
El entorno que forman el santuario y el antiguo seminario de As Ermidas (O Bolo) dejó de poseer un carácter exclusivamente religioso para adquirir un trasfondo solidario. Con la aparición de la crisis económica fue aumentando paulatinamente la llegada de personas que, lejos de intentar mejorar su vida espiritual, acuden con el objetivo más mundano de lograr la supervivencia. Son aquellos que perdieron el trabajo o la vivienda y que ya no saben a quién acudir en busca de ayuda. Para ellos, As Ermidas se convirtió en el último refugio.
El retiro espiritual sigue siendo el motivo predominante en la comunidad, pero ya no es el único. Un 10 % de las personas que la conforman persiguen liberarse, al menos durante algún tiempo, de los sinsabores que genera la preocupante situación económica o de una situación personal difícil. El porcentaje lo dio a conocer José Antonio Crespo Franco, uno de los sacerdotes del templo de O Bolo. Añadió que el número de marginados que acuden a este lugar va a más y que, en estos momentos, varias personas están pendientes de la evolución de su situación. Si ésta no mejora podrían incorporarse a la comunidad, como previamente pusieron en conocimiento de los curas.

Son aproximadamente 30 las personas que eligieron As Ermidas para disfrutar de las Navidades. Su procedencia es muy dispar, aunque predominan ourensanos y gallegos. No obstante, también hay andaluces, castellano-leoneses, catalanes o hispanoamericanos. Saben que nadie les obligará a pagar cantidad alguna por su estancia. Muchos agradecen esta buena voluntad aportando alimentos o artículos de primera necesidad. Otros no pueden corresponder. Los más castigados por la crisis carecen de la posibilidad de realizar una aportación y se presentan sin nada, sabiendo, eso sí, que recibirán el mismo trato que los más pudientes.

Al carecer de una motivación religiosa, hay personas a las que les cuesta más adaptarse a la vida de la comunidad. 'A algunos les cuesta más y no todos se adaptan con facilidad, pero como son más los que vienen por motivos espirituales, hay una predisposición a acogerlos', expuso José Antonio Crespo.

Unos y otros están obligados a adaptarse a una jornada que comienza a las 6,30 horas, en la capilla. El resto del día discurre entre trabajos, comidas y rezos, una programación que a muchos se les hace muy cuesta arriba, pero que acaban respetando.

La búsqueda del ambiente familiar prima por encima de los muchos factores adversos, entre los cuales sobresale la inexistencia de un sistema de calefacción adecuado para sobrellevar el frío frío invierno de Valdeorras. Por otra parte, los trabajos de la huerta, el ganado o las aves de corral tampoco son muy del agrado de muchos 'urbanitas'. Pese a ello, la llegada de visitantes es constante, en parte gracias a la labor divulgativa de quienes les precedieron.

A lo largo del año, Muchas personas, la mayoría, acuden solas al santuario. Pese a ello, el santuario también está abierto a los matrimonios y los hay que se desplazan hasta As Ermidas para disfrutar de su religiosidad durante algunos días. Algunas veces, son familias enteras y los padres llegan acompañados por sus hijos. Pero no todos los que viajan hasta O Bolo lo hacen para quedarse varios días o meses, pues algunos fieles recorren decenas de kilómetros para participar en sus misas y después regresan a sus lugares de origen.

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