La carne de cerdo y los grelos congregaron a 720 personas en el polideportivo rues de O Aguillón. Sobre su parqué se desarrolló la tercera edición de la Festa do codillo, en la que trabajaron 43 personas.
La capacidad del polideportivo rues de O Aguillón fue puesta a prueba por la tercera edición de la Festa do Codillo. Su parqué no da más de sí, como ayer demostraron las 720 personas que abarrotaron el recinto en una cita que la mayoría de los rueses anotaron en sus agendas.
No es fácil organizar un acontecimiento de estas características para el que hicieron falta 43 personas, entre personal de la organización y camareros, que trabajaron a destajo para atender a los comensales.
Cuando comenzaron a aparecer los primeros comensales ante las puertas del pabellón, en los espacios creados con grandes cortinas ardían los fogones de la improvisada cocina. En el interior de grandes cacerolas se cocinaban 300 litros de consomé de pollo, 380 codillos, 220 manojos de grelos y 760 chorizos. A su lado, en un rincón, 55 cajas guardaba las bicas destinadas para los postres.
El pabellón abrió sus puertas a las 13.30 horas, lo que permitió entrar a los primeros comensales, al ritmo de las piezas que interpretó la Charanga NBA. Pocos minutos después, comenzaron a llegar las autoridades, que recibió el alcalde Luis Fernández Gudiña.
Los más madrugadores fueron el regidor barquense, Alfredo García, que se adelantó en escasos minutos al presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares. Casi al final, llegaron los cargos socialistas y nacionalistas. Este año, la asamblea del PP ourensano impidió la presencia de los representantes populares.
No es fácil organizar un acontecimiento de estas características para el que hicieron falta 43 personas, entre personal de la organización y camareros, que trabajaron a destajo para atender a los comensales.
Cuando comenzaron a aparecer los primeros comensales ante las puertas del pabellón, en los espacios creados con grandes cortinas ardían los fogones de la improvisada cocina. En el interior de grandes cacerolas se cocinaban 300 litros de consomé de pollo, 380 codillos, 220 manojos de grelos y 760 chorizos. A su lado, en un rincón, 55 cajas guardaba las bicas destinadas para los postres.
El pabellón abrió sus puertas a las 13.30 horas, lo que permitió entrar a los primeros comensales, al ritmo de las piezas que interpretó la Charanga NBA. Pocos minutos después, comenzaron a llegar las autoridades, que recibió el alcalde Luis Fernández Gudiña.
Los más madrugadores fueron el regidor barquense, Alfredo García, que se adelantó en escasos minutos al presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares. Casi al final, llegaron los cargos socialistas y nacionalistas. Este año, la asamblea del PP ourensano impidió la presencia de los representantes populares.
