El COB ha ganado 8 partidos en la primera vuelta y en el último con el mejor juego de la temporada. Pero la ovación más imponente en lo que va de liga se la ha llevado Bolong Zeng. El primer jugador chino en la historia del COB y el último de la plantilla en debutar. Ni él mismo entiende el porqué de tanto cariño, pero no lo olvidará nunca. “Me dieron hasta ganas de llorar. Cuando entré en la pista fue algo muy bonito y cuando salí del vestuario le dije a mi mujer que no tenía palabras para explicar lo que había sentido”.
El jugador del COB llevaba toda la temporada esperando ese momento: “En las redes sociales me llegaban ánimos antes de cada partido y notaba el cariño de la gente en la calle. En esta ciudad se nota que el baloncesto importa mucho y todo el mundo sabe del COB. Voy a cualquier sitio y siempre me dicen que ‘mucha suerte’ para el partido y ‘enhorabuena’ cuando venimos de ganar. Pero no podía esperar algo así. Me gustaría aprovechar para darle las gracias a toda esa gente y especialmente a todos los que estaban en el pabellón. Fue un momento genial”.
Y es que Zheng ha jugado antes en Vinarós, Castellón, Madrid y Fuenlabrada, pero en Ourense reconoce que “se vive de maravilla. Es una ciudad más pequeña, pero desde el primer día nos han tratado muy bien. Empezamos a tener amigos, especialmente nuestros vecinos, y también algún contacto con gente de la comunidad China”. Y bromea: “Todo bien menos la lluvia. Esto es demasiado”. Bueno, y algo más, aunque en esto no tiene nada que ver el destino de esta temporada: “El castellano lo entiendo bien y puedo hablar más o menos bien para sobrevivir, para hacer la compra y cualquier cosa del día a día. Pero la ‘r’ es problema y la ‘doble r’ ya madre mía (se ríe)”. Confirma el tópico.
“Somos una familia”
Mucho que ver en la reacción del Pazo puede tener cómo se comporta Bolong Zheng durante los partidos y también la química que se nota con el resto de compañeros: “Somos como una familia, nos llevamos muy bien desde el principio de la temporada y sobre todo en los momentos bajos que hemos podido tener”. Y añade un dato revelador: “Tengo claro que no soy el jugador más talentoso ni mido dos metros, pero tengo que ser todos los días el que trabaje más duro y es lo que intento hacer. Y eso lo hago también en los partidos, en el banquillo o si puedo. Estoy muy agradecido por el trato que tengo del club, del los entrenadores y de los compañeros. Y la forma que tengo de devolverle a los aficionados el cariño que me han dado es así, dándolo todo”.
Es la forma que tiene de entender el día a día mientras vive el sueño de ser jugador de baloncesto profesional: “De pequeño probé otros deportes, pero siempre quise ser jugador de baloncesto. Vi a Kobe Bryant y fue la inspiración que me hizo cambiar. Mi padre me preguntó si estaba seguro de ello y yo no lo dudé”. Y eso que en otros deportes había destacado: “Jugué al fútbol y era el número seis del ránking de mi provincia el ping pong y somos 30 millones de habitantes”. Su nivel ya lo comprobó el equipo del Ourense Tenis de Mesa, que también entrena en el Pazo.
Es optimista en lo que queda de temporada: “Tenemos equipo para competir con cualquiera, lo demostramos en A Coruña hasta el tercer cuarto. Tenemos que quitar esos momentos de desconexión y seguro que vamos a ir para arriba”. Empezando por el próximo partido: “Seguro que no pasará lo de los últimos. El equipo está bien y unido. Vamos a ir a más”.
No reclama minutos, pero hará lo que esté en su mano para volver a tenerlos. Y si es el Pazo, será otra vez una fiesta.
