El rival mañana del COB en el Pazo (20:45 horas) es un ejemplo claro de lo que transita por la parte baja de la LEB Oro. Un proyecto reinventado en verano, obligado a convivir con los problemas toda la liga, con detalles de calidad en momentos puntuales y también tropiezos que lo obligan a sufrir.
El cambio en el banquillo ya supone un punto de inflexión por sí mismo. Seis temporadas llevaba Rubén Perelló en un club que era amateur cuando llegó y asentado en la LEB Oro cuando lo dejó. Tino Ugidos y Joaquín Rodríguez tiraron de experiencia y criterio para construir una plantilla competitiva sin los presupuestos de algunos de sus rivales directos. Un equipo más alargado que largo, al que el entrenador ha sabido sacar todo el zumo incluso en momentos de dudas, de lesiones traumáticas y de fugas inesperadas. Competitivo siempre y quizá el que mejor baloncesto juega de todos los de abajo.
Sergi Costa, Mateo Díaz y Bobby Harris han llevado las riendas del Almansa en un perímetro equilibrado con la intensidad de Lazar Mutic y en el que el excobista Edu Martínez, el danés Bonde Stürup y el veterano Carles Biviá tienen menos protagonismo, pero siempre le dan al botón de sumar.
La marcha de Harris dejó al equipo sin su jugador “diferente” en el perímetro y la llegada ahora de Petar Aranitovic debería ayudar equilibrar esa ausencia.
Pero si algo ha caracterizado al Almansa es su capacidad para ganar cuando peor pintaba.
La victoria ante el COB en la primera vuelta dejaba al equipo manchego con cuatro en diez partidos y cerca de la zona de play off. Y llegó el primer mazazo. Joaquín Rodríguez, que ya se había sacado de la chistera en León a jugadores como Manny Quezada, había dado en el clavo con Robinson Idehen, pero el interior más importante del equipo se rompió en el calentamiento del partido ante el Oviedo. Adiós a la temporada.
Llegaron las dudas y la primera racha negativa con dos marcadores de los que hacen daño en Alicante (101-55) y San Sebastián (79-53), pero el Almansa las paró con un victoria clave ante el Castellón y otro milagrosa ante el Albacete.
Lo siguiente fue el más difícil todavía. Tras cinco derrotas consecutivas y ya sin Bobby Harris, el Almansa ganó en Madrid al Estudiantes jugando un partido sobresaliente y con un enorme Jaime Fernández. Otro paso de gigante en el peor momento.
Pero el rival del COB también tiene sombras. Ante Iraurgi y Melilla dejó claras algunas de sus limitaciones y, una vez más, esfumó los miedos con una victoria contundente ante el Valladolid. Un equipo imprevisible y el encargado de decidir hasta donde llegan los sudores fríos en el Pazo.
