El equipo ourensano firmó uno de sus peores partidos de la temporada y 'regaló' a base de pérdidas de balón la victoria a un Huesca más eficaz
El COB se empeñó en dirigir al diván a sus aficionados en un partido sin nada bueno a lo que agarrarse. Después de convencer en Lleida se aturdió en el Pazo ante un rival de su pesaje pero al que le sirvió con no dispararse en el pie para ganar incluso con más solvencia de la que indica el marcador.
Será cuestión de la edad acrecentada por la falta de costumbre a un horario poco habitual para este deporte, pero la verdad es que el COB jugó a impulsos y sin criterio. Una retahíla constante de errores propios y provocados que aturdieron al Pazo, a sí mismo e incluso acabó por empujar al barranco a su rival. Solo por ahí se entiende que pudiese tener alguna mínima opción de victoria con 21 pérdidas y un pobre 26 por ciento de acierto en los triples.
Ballesta empezó perdido y acabó poniéndose la capa de héroe. Rivero quiso jugar pero el corazón no le resultó suficiente. Y esta vez, cuantos colaboradores se sumaron a la causa de hacer de bases solo compitieron en fallos. Pérdidas de Kapelan, Zamora y hasta Rejón para permitir que el Huesca fuese siempre por delante y estirase la renta a poco que anotaba alguna canasta de mérito.
Un 0-9 inicial y un 3-13 un cuarto después. Sin brillo alguno pero con un poco de Huskic y Costa y dos triples en aro amigo de Díaz le dieron al Huesca rentas que nunca sonaron a definitivas.
El COB se enganchaba rápido. Con la sensación del que sestea confiando en un solvencia que no tiene. Y más aún cuando Rivero y Rejón no están de puedo.
Por eso, a poco que Lluis Costa estuvo un paso por encima del nivel medio del partido, el marcador saltó por lo aires. 14 de ventaja y cuatro minutos por jugar.
A la desesperada
Y ahí apareció el mejor COB. De anoche, porque incluso en sus mejores minutos no pasó de decente. Un par de buenas defensas, un triple aislado, un contraataque y un 9-0 con 50 segundos por jugar.
No pasó de ahí una remontada que habría sido inmerecida. Quizá no sentó bien el elogio de las citas precedentes o los rumores de deserción que acompañaron a las horas previas al partido. Por lo que sea, el COB involucionó a lo bruto y se empeña en ser un equipo imprevisible. Quizá, lo que es.
