La hora de los valientes

En el primer partido predominó la aportación colectiva de ambos equipos, con mención especial al inclasificable Marcos Suka-Umu. Ayer fue el de la hora de los jugones.

Comenzó el visitante Greg Kahlig en la primera parte. Es posible que no se percatasen de su presencia antes del partido, ya que la presentación del rival no superó los 15 segundos, una cortesía de 'D.J.Tibu' que no gustó nada al Lleida. Quizá por ello el alero estadounidense con pinta de participar en un encuentro mormón, anotó cuatro triples seguidos en el segundo cuarto. Todos con el mismo estilo, salida de bloqueo, parada y tiro, introduciendo los balones por un tubo invisible directamente conectado con la canasta.

Recogió su testigo el letón Janis Kaufmanis. Tres puntos en la primera parte, 14 en la segunda. Decían que estaba lesionado en el gemelo izquierdo. Puede ser, en la muñeca no le afectó en absoluto, salvo en el tiro clave al final de los primeros 40 minutos, error que impidió a su equipo regresar con una victoria a casa.

Contagiado por los anteriores, cabreado por la falta de acierto y el rosco de la primera mitad, Salva Arco despertó en el tercer cuarto, 11 puntos, cuando el COB miraba desesperado una desventaja de 12 .

Con el partido en su momento más fogoso, la prórroga, apareció el más esperado. Marcos Suka-Umu. Un triple al límite de la posesión, dos tiros libres, una asistencia a Rejón... La repanocha. Sus acciones parecieron un 'Déjá vu' del primer encuentro, ante el éxtasis de los 4.500 espectadores del Pazo.

Pese a todo, el Lleida resistió y forzó al COB a otra posesión decisiva. 81-81, 10 segundos por disputar. Pedro Rivero asumió la responsablidad, penetró y anotó, dejando sin tiempo al rival.

El baloncesto es un juego de equipo, pero a la hora de la verdad, en las situaciones extremas, los líderes son quienes asumen la responsabilidad de encestar, con todas sus consecuencias. Es la hora de los valientes.