Fichaje del COB

La zona del COB ya tiene guardián: Romaro Gill

Romaro Gill machaca el aro durante un partido en su etapa con la universidad de Seton Hall.
photo_camera Romaro Gill machaca el aro durante un partido en su etapa con la universidad de Seton Hall.
El pívot jamaicano Romaro Gill, de 2,18 metros y un acreditado taponador, llega al equipo ourensano para aportar físico e intimidación en la pintura

Para ver al nuevo jugador del COB habrá que mirar hacia arriba. Por su altura y por su estilo de juego, a Romaro Gill (Jamaica, 1994) le gusta estar por encima del aro. El equipo ourensano cubre una de las dos plazas de “cinco” con un jugador muy físico, un acreditado taponador y un hombre que deja mates para la fotografía. Con una formación estadounidense de calidad, continuó su carrera baloncestística en Nueva Zelanda por motivos familiares. Ahora vivirá su primera experiencia europea, donde tratará de poner sus virtudes al servicio del COB.

“Buscábamos a un jugador que tuviera estas características, con tamaño, físico y que pueda intimidar dentro de la zona. Romaro Gill lo es. Son 2,18 de altura y 2,40 de envergadura. En su último año de universidad fue considerado el mejor jugador defensivo de su Conferencia, haciendo más de tres tapones por partido, que son unos números poco habituales y que llaman la atención”, explica Félix Alonso, entrenador cobista sobre su más reciente incorporación.

Virtudes de Romaro Gill

No son sus únicos “pros” para el preparador leonés, que analizó con detalle el juego de Gill antes de que las negociaciones fructificasen. “Además de la capacidad física, estamos hablando de un jugador coordinado. Y tiene ‘motor’, es capaz de ir arriba y abajo en la pista. Obviamente no es el jugador más rápido del mundo, pero tiene capacidad para adaptarse a un ritmo de juego alto”, señala.

En las Antípodas promedió 9 puntos y más de 7 rebotes por partido. En la segunda categoría estadounidense sus números se quedaron algo más cortos. Cuando se abrió la oportunidad de sumarlo a las filas del COB, a Félix Alonso le asaltó una duda. “Cuando te llega la opción de un jugador así, te llama la atención que alguien con 2,18, coordinación, una buena universidad, que haya tenido un paso breve por la G League y esté jugando en Nueva Zelanda. Piensas que hay algo raro, gato encerrado. Tratas de informarte al máximo y tuve la ocasión de hablar con sus técnicos universitarios y sus referencias eran inmejorables. No entiendes muy bién qué hace en Nueva Zelanda hasta que hablas con él y te dice que su mujer es de allí, que se quedó embarazada, que luego nació la niña y así se explican estos años en el país”.

Como todo jugador que aterriza por primera vez en el “viejo continente”, Gill tendrá que acelerar su proceso de adaptación tanto a la vida como al estilo de juego. Defensa y físico estaba en lo alto de las prioridades para cerrar a uno de los pívots, mientras que el otro que llegue tendrá un papel más protagonista en la parcela ofensiva. “Tenemos ya este perfil de intimidación, de un ‘cinco’ que cambie los partidos desde la defensa y nos ofrezca opciones al pick and roll. Y ahora trataremos de fichar a un pívot complementario, con otra serie de características”, avanza Félix Alonso.

El COB continúa sumando piezas y ya son nueve los componentes de la plantilla para un curso 23-24 que empezará a sudar el 28 de este mes de agosto. Negociaciones abiertas con ese interior y con un “tres”. El mercado obliga a la pelea cuerpo a cuerpo. Y en esa batalla, el equipo ourensano quiere jugar bien sus bazas.

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