Los emigrantes resucitan la aldea singular de Alvite

Retornados y residentes rehabilitan las casas en este pueblo que fue “fantasma” durante años

Publicado: 29 jul 2024 - 08:14

Vecinos de Alvite, Candedo y Muradás, en la Carballeira de Muradás.
Vecinos de Alvite, Candedo y Muradás, en la Carballeira de Muradás.

Residentes y emigrantes de vacaciones disfrutan de un plácido verano en Alvite, el núcleo de Beariz registrado por la asociación de vecinos como aldea turística singular, después de resurgir casi como un milagro de sus propias ruinas y de un estado de total abandono entre la década de los 70 y 80 del siglo pasado.

Fue en 1996 cuando se rehabilitaba el primer inmueble para poner en marcha una casa rural, lo que dio impulso a la recuperación del pueblo a lo largo de todos estos años, sumando en estos momentos 27 viviendas rehabilitadas y con 21 vecinos residentes, cuando en 2014 aún eran solo cuatro, y que en verano alcanzan ahora cerca de 40 habitantes.

María Isabel Ferradás, emigrante en México, disfruta con su familia de las vacaciones, entre sus miembros, varios nietos. “Vengo todos los años. Tenemos la casa familiar que restauró mi madre, fue la segunda que se rehabilitó después de la casa rural, y a partir de ahí se fueron sumando otras familias”. El pueblo llegó a quedarse durante varios años sin ningún habitante, porque “cuando hicieron la carretera de Beariz, los vecinos de entonces no quisieron que pasara por Alvite, y la aldea quedó aislada y poco a poco todos se fueron marchando hasta quedar abandonada. Lo curioso es que ahora tiene tanto encanto precisamente por ese motivo, porque no pasa la carretera por el pueblo”.

Valoración

Residentes y emigrantes valoran la belleza del pueblo, su paisaje y la tranquilidad. “Lo que hacemos es socializar, nos reunimos en el centro social, yo nunca me aburro en Alvite”, matiza Ferradás. En su opinión, el secreto de este resurgir está en que “nos han enseñado a amarlo y nosotros también estamos enseñando lo mismo a nuestros nietos, que en Alvite corren y corren y se sienten libres”.

Milagros Gulías pasa la mitad el año en Beariz y la otra en México. “Duermo en Beariz, pero paso todo el día en Alvite, en donde he nacido. Allí echamos un cuento entre vecinos y lo disfruto”.

Francisco Gulías retornó definitivamente a Alvite desde México hace dos años en donde reside con su familia. Fue uno de los que restauró la vivienda de sus abuelos. “Fuimos reconstruyendo poco a poco a partir de la casa rural”, puntualiza.

Otros todavía no tienen casa en Alvite, pero sí intención de realizar una rehabilitación para quedarse allí a vivir. Pepe Lamas vive en Pontevedra “pero tengo casa aquí, todavía sin arreglar, tengo en proyecto hacer la obra para venir los fines de semana, porque da gusto venir aquí”. Lamas recordaba con humor un viejo refrán: “De Alvite, Dios nos quite, y de hecho quedó totalmente abandonado, hasta hace unos pocos años”.

En proyecto

Todos ellos nacieron en Alvite y los que todavía no han regresado, lo quieren hacer algún día, como Francisco Ogando, aún en México, pero con la intención de rehabilitar la casa familiar “porque me lo piden los hijos, porque hoy es un pueblo muy bonito que se presta para vivir. Espero ponerme con la obra en dos años”.

Todos ellos reconocen la labor de la Asociación de Vecinos, especialmente de Carlos Gulías Roo, que desde que regresó al pueblo y asumió la presidencia no ha cesado en su empeño de atraer vecinos, en la rehabilitación de las casas respetando totalmente los materiales y arquitectura tradicional de la localidad, en ir poco a poco erradicando el feismo y acondicionando los espacios públicos, además de mejorar servicios.

Este pasado fin de semana, residentes y emigrantes se juntaron en la Carballeira de Muradás. Les tocaba este año la organización de la fiesta de San Pedro, que alternan con Candedo y Muradás, cuyos vecinos también se sumaron a la celebración.

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