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A Merca, enclavado en la provincia de Ourense, es uno de esos destinos en donde la naturaleza y el patrimonio histórico se entremezclan en perfecta armonía. Un lugar que es puerta de entrada a la Terra de Celanova desde la antigua Auria. Así, sus visitantes y residentes pueden perderse por sus pueblos y aldeas en un escenario mágico. Uno de esos exponentes es la aldea abandonada de Ponte Ermida (A Broa), un lugar deshabitado desde el invierno de 1974 que conserva la identidad de las edificaciones gallegas de antaño, un recorrido en el que la piedra es la gran protagonista de las construcciones.
A Merca se configura bajo un paisaje en el que los hórreos, molinos, lavaderos, iglesias y cruceiros salen al paso en un recorrido atravesado por calzadas romanas que son testigo del pasar de los peregrinos en su ruta a Santiago.
La iglesia de San Pedro da Mezquita data del año 1202, así lo afirma el interior de su puerta Oeste, que también destaca por su impresionante arco, aunque existen referencias de ella con anterioridad, concretamente en el año 986.
La iglesia se encuentra en un pequeño altozano, en una altura propia de un castro o fortaleza, desde esa posición geográfica se divisa una panorámica del valle.
Aunque esta iglesia también es característica por su origen. Existe una leyenda local que afirma que el templo de San Pedro de A Mezquita fue construido por el diablo en una sola noche. Bien es cierto que sobre cómo se edificó este espacio existen varias teorías. Una sugiere que el templo actual se erigió sobre una antigua iglesia mozárabe, mientras que otra sostiene que antes había una construcción visigótica en el mismo lugar.
Esta joya del románico gallego en transición al gótico fue declarada como monumento nacional en el año 1931.
Uno de los elementos fundamentales de este lugar es su iconografía y decoración. Al fijarse con detalle en los elementos que componen el muro se puede diferenciar una representación entre la lucha del bien y del mal. El primero a partir del Agnus Dei a través del cordero de Dios, un elemento que se puede encontrar en varias ocasiones en el recorrido. El segundo se interpreta a través de la Loba Capitalina mediante elementos como un lobo que devora a otro animal, por ejemplo, un cordero o un conejo, una representación alusiva al mal.
En el atrio de la iglesia, es decir su patio porticado, se congregan cada domingo de Entroido los galos para sacar a bailar a los feligreses.
Otra de las partes que destaca es el cruceiro de Vilar de Paio Muñiz que conserva el sepulcro del Señor de Paio Muñiz, don Pedro López Mosquera Vilar Pimentel.
Símbolo y reclamo turístico del municipio son los Canastros de A Merca. Un conjunto de 34 hórreos situados en el conocido como O campo da Feira. Aunque su ubicación no es la original, fueron sus lugareños los que en los años 70 acordaron trasladarlo a este lugar para perpetuar su conservación. Estos cabaceiros son un tipo de construcción popular que acompañaban el desempeño de la tarea agrícola en la historia del rural gallego.
Estas construcciones de piedra o madera con ventilaciones para preservar el grano y dejarlo fuera del alcance de roedores y humedad conservaban las cosechas, destacando el maíz una vez traído de América. Es por esta razón la existencia de mayor abundancia de hórreos en Galicia en los siglos XVII y XVIII.
Aunque lo más normal era que estas edificaciones se realizaran próximas a la casa del agricultor, actualmente, este conjunto de canastros son una muestra de la riqueza agrícola de estas tierras.
Para descubrir la riqueza natural y la historia de A Merca, una excelente opción es recorrer sus rutas de senderismo, como el “Roteiro dos lavadoiros” (1,7 km), o la circular “San Marcos-Penedo da Moura” (10,5 km). También se puede optar por las rutas de A Broa.
El municipio es también un paso clave en el Camiño de San Rosendo, una vía utilizada por peregrinos portugueses hacia la capital gallega. Otros caminos importantes incluyen la Verea Vella y el Camino Natural, que conectan diferentes puntos históricos de la región.
En conmemoración del 25 aniversario del asesinato del concejal del PP de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco a manos de ETA, se inauguró en el verano de 2022 una escultura de grandes dimensiones del artista Xosé Cid en un monte cercano a Faramontaos, de donde es originaria su familia y donde el edil pasaba sus veranos.
Este monumento se configuró como el primer paso para la creación de un parque en la zona. Aunque no tiene señalización específica, se puede acceder por un camino hasta su base, y su tamaño permite que sea visible desde gran parte del valle del Arnoia.
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