Ana María Enríquez, psicoterapeuta: “El cigarrillo tiene un duelo emocional”

TABAQUISMO

Los expertos hablan sobre los efectos del tabaco en las rutinas y efectos que este produce, tanto en el aspecto físico, como en el mental en las personas

Ana María Enríquez, psicoterapeuta
Ana María Enríquez, psicoterapeuta

Fumar tabaco se asocia con rutinas, emociones y situaciones específicas de la persona, como el cigarrillo después de comer, el que acompaña a un café o el que se fuma en situaciones de estrés o reuniones sociales”, explica la psicoterapeuta ourensana Ana María Enríquez. La sensación de placer que genera la nicotina “alimenta el deseo de seguir fumando”. Es por esto que dejar de fumar se puede convertir en un reto de complicado cumplimiento. Según Enríquez, cuando se intenta abandonar el hábito, “el cuerpo experimenta el síndrome de abstinencia que puede venir acompañado de ansiedad, irritabilidad o dificultad para concentrarse. Y esto hace que muchas personas recaigan”.

La dependencia física; la dependencia psicológica; el factor social y cultural; la gestión emocional; la accesibilidad histórica; y los mitos en torno al tabaco son los principales puntos que actúan como impulsores de un consumo perjudicial para la salud pública: “Hay estudios que demuestran que los no fumadores manejan mejor el estrés que los exfumadores porque al final estos últimos han perdido las estrategias naturales de afrontamiento al depender del tabaco”. Fumar por aburrimiento, para liberar tensiones o en un momento de quietud, se ha normalizado ante un contexto social en el que el acceso al tabaco es absoluto, provocando que sea mucho más difícil desprenderse de él que lo sería quizás con otras drogas, a priori, más agresivas. Para la psicoterapeuta, el tabaco puede funcionar como un “parche emocional”, que transforma el consumo puntual en un hábito completamente instaurado, muy difícil de dejar: “El cigarrillo tiene un duelo emocional”.

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