La caída de donaciones vacía las estanterías del Banco de Alimentos de Ourense

SOLIDARIDAD EN LA PROVINCIA

El alto precio de la comida estrangula las reservas en el Banco de Alimentos de Ourense. “En diez años que llevo aquí es la primera vez que veo las paredes del almacén”, confiesa la coordinadora, Natalia González, quien señala que han perdido tanto a pequeños como a grandes benefactores

El Banco de Alimentos de Ourense, bajo mínimos

La continua subida del precio de los alimentos tiene en vilo a las entidades que colaboran con los más desfavorecidos. El hecho de que cada vez cueste más llenar un carro de la compra ha golpeado duramente las reservas del Banco de Alimentos, que ve cómo las donaciones de particulares descienden mientras que las aportaciones que hacen sus grandes donantes no son suficientras para hacer frente a las necesidades de las 70 entidades sociales con las que colaboran.

“Nos encontramos casi vacíos, bajo mínimos”, asegura la coordinadora de la entidad, Natalia González. “Las donaciones de producto han descendido considerablemente. Las económicas se mantienen, pero al haber subido el precio de los alimentos básicos, la compra de producto es menor”, algo que se agrava con el fin de una serie de programas de colaboración procedentes del Gobierno central. “Se ha retirado la ayuda del fondo europeo -el Programa Europeo de Ayuda a los Desfavorecidos-, que nos traía alimentos tres veces al año, y que nos ayudaba a hacer repartos”, explica González. “Al no tener ese apoyo, los repartos se están espaciando más en el tiempo y son menos cantidades”, añade.

La entrega de alimentos frescos sigue haciéndose cada 15 días gracias a un programa de colaboración que recoge excedentes agrícolas, y que en estas semanas se centra en la manzana y la pera, pero en lo que respecta a los no perecederos (aceite, pasta, arroz, etc.) no se consigue cerrar un cesto completo para entregar a los beneficiarios desde el pasado mes de mayo. “El no perecedero ha descendido un 60%”, calcula Natalia González. “Repartimos leche en julio, y el último lote completo -aceite, arroz, cacao, galletas…- lo pudimos repartir en mayo porque no disponemos de stock suficiente para cubrir las necesidades de las 70 entidades con las que trabajamos en la provincia. Estamos en situación crítica”, concluye la coordinadora.

Dos voluntarios en la edición pasada de la Gran Recogida, en la sede del Banco de Alimentos (Foto de archivo).
Dos voluntarios en la edición pasada de la Gran Recogida, en la sede del Banco de Alimentos (Foto de archivo).

Sin nuevos donantes

Natalia González afirma que en los 10 años que lleva trabajando en el Banco de Alimentos “nunca había visto vacías las paredes del almacén”, pero al mismo tiempo, la entidad no consigue ampliar la red de colaboraciones que suministra las donaciones. “Grandes donantes no hay”, comenta la coordinadora, “y los que tenemos mantienen su colaboración”. Es decir, las empresas líderes tampoco han aumentado su compromiso.

Sobre la entrada de nuevas aportaciones, la coordinadora afirma que en la última década “no hemos conseguido más que los que siguen desde hace 15 años”. Por tanto, según la entidad, el compromiso solidario de los ourensano se ha estancado con el tiempo, todo lo contrario que la inflación alimentaria, que desde la pandemia se disparó un 35,5%.

La entidad busca alistar a dos nuevos voluntarios

El Banco de Alimentos de Ourense ultima los preparativos para la Gran Recogida, en la que tendrá voluntarios por distintos supermercados de Ourense para recoger alimentos de cara a la campaña navideña. Pero también se encuentra buscando a dos personas que puedan colaborar con la recogida diaria de donaciones. “Lo ideal es que fueran dos voluntarios que pudieran estar en turno de mañana, entre las 9,30 y las 11,30 horas”, explica Natalia González, coordinadora del Banco de Alimentos. “Es para conducir un furgón de 3.500 kilos, pasando por los supermercados para recoger las donaciones que nos den. Las recogidas abarcan toda la ciudad”, añade la coordinadora.

“Los días fuertes de más necesidad son los lunes, los miércoles y los viernes”, afirma Natalia González. “Necesitamos a una persona que se comprometa a mantener continuidad, no que esté una semana y se vaya”, matiza González, quien describe las tareas a desempeñar como “una actividad de voluntariado estable”.

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