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El pintor-músico natural de un pueblo de A Cañiza (Pontevedra) explicó que de pequeño aprendió a tocar el violín con todas las dificultades que suponía hacerlo en una familia humilde y en plena Guerra Civil y, años después, consiguió una beca de mil pesetas para estudiar en una facultad de Bellas Artes del sur de Holanda.
Allí, el profesor Wilhem Von Leusden, investigador de la técnica de grabado utilizado por el maestro de Rembrandt, se hizo cargo de los estudios de Ubeda y al ver cómo resolvía los ejercicios pictóricos durante sus ensayos ante el piano y violonchelo le habló de la sinestesia.
Ubeda pintaba en casa del profesor, mientras él tocaba, y según le dijo Leusden, sus dibujos tenían un ritmo propio del que ve música en la pintura y al revés.
Nunca antes me habían hablado de la sinestesia pero desde entonces no dejé de investigar sobre ella y descubrí a otros dotados con esa particularidad como Vasili Kandisky y Paul Klee que eran, además de pintores, músicos de prestigio, pues el primero llegó a componer una ópera y el segundo fue el primer violinista de la Filarmónica de Viena, agregó.
Las interrelaciones plásticas y sonoras de Kandisky y el compositor Schonberg centraron una tesis doctoral de Ubeda sobre la sinestesia, de la que extrajo su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora del Rosario de A Coruña, que recoge antecedentes a lo largo de la historia.
Explicó que antes de saber nada de la sinestesia estudió en la academia de San Fernando de Madrid con otros artistas gallegos como Xaime Quessada, Manuel Buciños o Alberto Datas, entre otros y, tras sus investigaciones sobre Kandisky, dedujo que Quessada también era sinestésico pues íbamos juntos a dibujar al circo Price y obteníamos mejores resultados cuando ensayaban con música, agregó.
En relación a su propia trayectoria, Ubeda relató su paso por la abstracción que duró los tres años que estuvo en Canarias pero lo abstracto carece de comunicación con el ser humano y a mí me atrae el ritmo y el movimiento, por lo que volví al arte figurativo pero dando presencia también a la sensación de textura.
Como sinestésico, el pintor pontevedrés conoce a otros con esta cualidad como el violinista fallecido Manuel Quiroga, que pintó con su mano izquierda tras quedar parapléjico, arquitectos, escritores y músicos como la orensana Rosa Gayoso, profesora en el conservatorio de música de Vigo.
Ella forma parte del cuarteto Ephymere, fue alumna de Ubeda en clases de pintura y se ofreció para componer música para dos violines, viola y violonchelo a partir de los cuadros que expone en Ourense y la darán a conocer en un concierto previsto para el día 15 en el edificio Simeón a las 23:00 horas, como una de las actividades del programa Enredarte que incluye 9 salas de la ciudad.
Allí estarán Alfredo Conde, que está escribiendo un libro sobre Ubeda y otros sinestesistas y personas interesadas en esa peculiaridad que ahora el pintor Ubeda desarrolla en su taller instalado en Samieira (A Cañiza).
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