EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
Los últimos coletazos del verano y el buen tiempo amparan al comercio local que, como de tantas otras crisis, procura salir adelante con diversas fórmulas. Sortean los efectos de la pandemia, la crisis de materiales por la guerra de Ucrania, la inflación y las nuevas leyes que les obligan a reducir la temperatura del aire acondicionado y abrir las puertas. El cóctel genera sus dificultades, pero las clásicas rebajas de verano han aliviado en parte a un sector tradicionalmente agonizante. El balance, en general, es muy bueno. La recuperación del turismo en la ciudad (que cerrará el mejor estío de la historia en cuanto a visitantes) y el tirón del AVE han posibilitado que los negocios vendan más este verano. Sin embargo, la temporada de otoño e invierno se presenta, en general, con mucha incertidumbre.
“En general, pienso que podemos hablar de un verano bueno, las temperaturas acompañaron a las ventas pese a la preocupación e incertidumbre”, destaca la presidenta de la Federación de Comercio, Beatriz Gómez. Más rotundo se muestra, incluso, el presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro, Luis Rivera, asegura que “lo de este año, nunca me pasó”. Se refiere a la cantidad de gente en determinados momentos en zonas como la rúa da Paz. Más allá de esto, lo que ha podido recabar de sus asociados es que “la sensación es muy buena en varios sectores, que han llegado a situaciones de prepandemia”. Desde el centro comercial Ponte Vella, su gerente, Marcos Vila, coincide: “Ha sido un buen verano debido a la gran afluencia de turistas y de ourensanos que regresaron”.
A pie de calle, la mayoría de comercios locales continúan sus periodos de rebajas. Algunos entran en septiembre alargando la temporada de descuentos hasta mitad de mes, para aprovechar también la vuelta al cole y el gasto de las familias en esta época.
“Ha sido un verano de muchísima gente, y no solo compran en rebajas. Toda la temporada”, celebra María José Díaz, de la zapatería World situada en la rúa da Paz. Presume, como Luis Rivera, de que esta es la “mejor” arteria comercial de la ciudad. “No solo notamos gente que llega del AVE, sino que han vuelto los turistas que habían dejado de venir y gastan. Han vuelto nuestros mexicanos y el resto de emigrantes que venían de vacaciones y aún no habíamos recuperado. Y gastan igual que antes”. Díaz cree que el miedo vendrá en otoño: “Hay más incertidumbre que otra cosa, por el miedo que tiene el cliente a las compras”. Esta comerciante reivindica también la potenciación de la ciudad para que tenga retorno en el comercio: “Necesitamos que nuestros políticos se vuelquen, es imperdonable que a día de hoy tengamos las termas cerradas”.
En la gran arteria comercial, la rúa do Paseo, los pocos negocios locales que resisten mantienen sus periodos de rebajas. En Inicial P, Marta Pérez ve positivas las ventas del verano: “El calor se adelantó y vendimos muchísimas sandalias. Y de rebajas aún llegó ayer mogollón de gente, no nos queda nada. La gente, con este calor, se anima a las compras”. También notaron las compras de los emigrantes mexicanos: “Aunque han tardado en venir. Antes estaban ya a finales de julio y ahora la última quincena de agosto es cuando más vendimos. Mexicanos, franceses, vascos…”, cita.
En otra vía comercial, Concordia, acusan el efecto de las obras. Desde la tienda The Town apuntan a unas rebajas de verano “normales, parecidas a 2019”, pero los trabajos del Concello de Ourense que ocupan toda la calle afectan. “La gente que conoce la tienda sigue viniendo, pero los de fuera un poco menos al ver las vallas”, apuntan.
En la tienda de moda Chocolate se muestran más pesimistas: “La gente gasta menos. Estas calles son de resistencia, ha habido mejores momentos y peores”. Matices de un verano que ha sido un soplo de aire fresco para un sector necesitado de alegrías.
Con el verano ya en fase de retirada, la vuelta a la normalidad que trae septiembre parece traer consigo mucha incertidumbre para el sector comercial, al que siguen atenazando cuestiones como la disparatada subida de costes en temas como la luz o la energía.
“El comerciante tiene mucha preocupación, vamos tan raspados que cualquier pequeño revés o contratiempo produce un grave problema”, explica Beatriz Gómez desde la Federación Provincial de Comercio.
Mientras, Luis Rivera es tajante. “Tenemos todas las alertas encendidas”, sostiene la cara visible de los comerciantes del centro de la ciudad, que mete otra variable en la ecuación, el estado de muchos recursos turísticos de la urbe, en especial el reclamo termal. “Si tuviéramos abiertas las termas todo sería mucho mejor, nos da miedo que se extiendan malas críticas de gente que quedó defraudada. El Concello debe hacer los deberes”.
Las medidas de ahorro energético también preocupan. Las federaciones avisan de otros gastos inesperados y en negocios como Chocolate, en la rúa da Paz, se confiesan “asustados”: “Sin aire acondicionado, las puertas abiertas, esperando la factura de la luz…”. María José Díaz, de la tienda World, cree que lo peor vendrá en otoño e invierno: “Hay incertidumbre, pero ya hemos vivido épocas muy complicadas y de ellas hemos salido. Lo que hay es que potenciar la ciudad, es nuestro grave problema”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
Los ingenieros agrícolas de Ourense renuevan su cúpula
Pepe Paz, presidente do Colexio de Enxeñeiros Agrícolas: “Temos que facer un novo rural con mais industrias agroalimentarias”
UNO MENOS QUE EN 2022
Ourense se acerca a su récord de colisiones provocadas por animales
CULTURA EN EL RURAL
La Red Provincial de Auditorios de Ourense alcanza los 7.500 espectadores
Lo último