De Girona a Cea para conocer el colegio rural

Marina Ayter (Girona, 2000) es una joven catalana que quiso venir a Ourense expresamente para descubrir la Galicia “más auténtica” y hacer sus prácticas de magisterio en el rural.

Publicado: 02 sep 2023 - 04:41 Actualizado: 02 sep 2023 - 07:37

Marina Ayter, junto a los niños de primero de primaria del CPI Virxe da Saleta, en junio.
Marina Ayter, junto a los niños de primero de primaria del CPI Virxe da Saleta, en junio.

El decano de la Facultad de Educación, Xosé Manuel Cid, la define como una alumna “excelente” porque “desde o principio demostrou a súa dedicación”, el director se quedó maravillado con ella. Marina Ayter (Palau Saverdera, Girona) es una joven catalana nacida en pleno cambio de siglo (en el año 2000) y estudiante del doble grado de Educación Primaria y Ciencias del Deporte en la Universidad de Lleida. Quiso aventurarse a conocer “la Galicia más pura” terminando la carrera en Ourense a través del programa SICUE.

“Quería conocer Galicia y me gusta el interior porque es mucho más auténtico”, explica sobre su motivación. También tenía curiosidad por saber “si la educación cambiaba de Galicia a Cataluña y cómo”. Bajo su percepción, “en el rural, el comportamiento educativo es distinto a la ciudad”. Al ser menos alumnos y venir de otros pueblos, “la educación es más personalizada”. También en el ámbito empírico: “Teníamos la posibilidad de hacer baños de bosque para estudiar las plantas”.

Método Cea

Marina fue profesora en prácticas en la clase de 1º de Primaria en el CPI de Cea, Virxe da Saleta. Iba y venía cada día de la ciudad con su tutora, Raquel Iglesias, que solo tiene palabras de cariño para hablar de la estudiante: “Ella es especial y es increíble la energía que contagia”. Se integró perfectamente en el centro, aprendió gallego e incluso fue rotando por todas las aulas para dar clases de catalán. La tutora asegura que “desde los niños de tres años, hasta los de 4º de la ESO se quedaron encantados con Marina” -y añade- “tiene un toque con los niños, lo demostró desde el primer día que llegó”.

La catalana considera importante “la lengua de cada comunidad” como “símbolo cultural”. Y defiende su uso: “Está demostrado que cuantas más lenguas sepan los niños, mejor van”. Su implicación en este aspecto fue recibida con los brazos abiertos en Cea, y más tarde presentaría su Trabajo de Final de Grado en gallego.

Le sorprendió que entre los profesores hubiera “tan buena relación”, porque eso “facilitaba que se hicieran salidas”, lo cual, según la graduada, “favorece a que los niños aprendan a relacionar los conocimientos, en vez del uso memorístico”.

En Cataluña estuvo en un colegio “de alta complejidad”, donde el 90% de los niños eran de origen extranjero. “El desconocimiento del idioma de los niños hacía más difícil poder avanzar y tampoco se hacían salidas al ir más lentos”.

Vínculo centenario

Marina realizó su Trabajo de Final de Grado sobre el método de enseñanza de una profesora con la que guarda similitudes: Rosa Pons (Barcelona 1902-Parada de Sil 1988). La barcelonesa se exilió a la Ribeira Sacra durante la dictadura de Primo de Rivera. Pons se graduó hace exactamente 100 años y la tiene como un modelo a seguir porque “implantó nuevos métodos en la escuela que hicieron que las niñas, se implicaran y vieran la educación con ilusión”. Por ejemplo, las cartas con otras niñas de la Ciudad Condal, donde ponían en valor la forma de vivir en el rural.

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